miércoles, 3 de octubre de 2007

En doce años se duplicaron las denuncias por violencia doméstica

Crecieron un 120 por ciento desde 1995. Es porque las mujeres se atreven cada vez más a llevar esas situaciones a la Justicia. Y porque una ley obliga a funcionarios públicos a denunciar los casos que les llegan.

Pilar Ferreyra
pferreyra@clarin.com

Entre 1995 y 2006 las denuncias por violencia familiar que se hicieron en los tribunales civiles con competencia en la Ciudad de Buenos Aires crecieron un 120 por ciento. El crecimiento sostenido, no obstante, se observa a partir de 1998.

Y solo en el primer trimestre de 2007 hubo 1.011 denuncias de violencia doméstica. Un 25 por ciento más que las hechas en todo el año 1997. "Las mujeres denuncian más porque hay más información y más canales. La Corte Suprema está creando la Oficina de Violencia Doméstica. La Policía tiene centros de atención a las víctimas. El 137 atiende violencia doméstica en la Ciudad de Buenos Aires. Se ha creado una red de atención a las víctimas que le ha permitido a la mujer golpeada asumir la posibilidad de denunciar", explicó la Defensora de Menores, María Teresa Porcile de Veltri que trabaja en los tribunales civiles.

¿Cuáles son los factores que explican la violencia familiar? Verónica Aumann, psicóloga y especialista en violencia familiar de la Dirección General de la Mujer del Gobierno porteño, analiza que si la causa de la violencia doméstica fuera, sólo una cuestión cultural y de educación, todos los hombres serían violentos. "Pero las estadísticas dicen que el 50 por ciento de las familias padecen violencia", detalla. El fenómeno se relaciona con cuestiones sociales, familiares, individuales y culturales "que le permiten a la persona violenta creer que puede resolver los conflictos bajo el lema 'a mi manera' porque entiende que la gente a su alrededor le pertenece y que puede hacer con ellos lo que quiera", puntualiza Auman.
Enlace a Nota en Página 12

3 comentarios:

Insitucional dijo...

A FONDO: DOCTORA EN SOCIOLOGIA DEL DERECHO

Marina Graziosi: "El Derecho nunca ha tratado de manera igualitaria a las mujeres"



La historia del Derecho ha sido muy compleja e incluso arbitraria con las mujeres. En la actualidad, tampoco parece dar soluciones adecuadas para temas que las acorralan, como la violencia familiar.
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Claudio Martyniuk.
cmartyniuk@clarin.com


Concebidas como "naturalmente" inferiores, las mujeres fueron limitadas en sus libertades, excluidas del derecho al voto y de la facultad de administrar su propio patrimonio de modo autónomo. Padecieron restricciones para acceder al derecho al estudio y al ejercicio de cargos importantes. Excluidas, en lo sustancial, de la esfera pública, pero también atadas, sometidas en la vida privada, la antigua sumisión de las mujeres todavía no encuentra fin.

Ciudadanas disminuidas, tuteladas como los chicos, las mujeres recibieron el trato de objetos -y así se reguló su circulación entre los hombres- y de seres emotivos -y por eso se consideró frágil su voluntad y limitada su capacidad de reflexión-. Y también se hizo invisible esa imposición de la servidumbre. Lo femenino fue "olvidado" en el diseño masculino de los derechos fundamentales de los individuos, subsumido en el universal "hombre".

Marina Graziosi es una reconocida investigadora de las raíces y huellas de ese relegamiento, en especial de la construcción jurídica de la inferioridad de la mujer en la cultura jurídica moderna en general y en su país, Italia, en especial. En la Argentina, participó de diversos encuentros organizados por la Defensoría General de la Nación -en esa dependencia, y mientras se realiza la entrevista, queda relegado su compañero, Luigi Ferrajoli, uno de los juristas más reconocidos de Europa-.



El Derecho moderno postula la igualdad de todas las personas. Esta formulación, ¿alcanza a las mujeres?

No, el Derecho nunca ha tratado de manera igualitaria a las mujeres. Toda la historia del Derecho nos dice que las declaraciones de igualdad son proclamas que siempre fueron negadas por la realidad. Las proclamas de igualdad comienzan con la Ilustración, en el siglo XVIII, pero puede decirse que justamente en esa misma época nace el primer feminismo, que se origina en la necesidad de afirmar más efectivamente la igualdad de las mujeres. Así encontramos, por ejemplo, la famosa declaración de los derechos de las mujeres de Olympe de Gouges -una jacobina que más adelante será decapitada durante la Revolución-, que es una reivindicación de los derechos de las mujeres.



¿Cómo se podría superar una situación que puede ser caracterizada como de discapacidad, de minusvalía de la mujer?

La igualdad no basta, porque mujeres y hombres pertenecen a dos géneros diferentes y, por lo tanto, hace falta un plus de igualdad con respecto a las mujeres. Insisto: no basta la igualdad simple. Son necesarias normas que ajusten la realidad, que incidan sobre ella y que lleven a una verdadera igualdad de hecho. No basta con establecer una simple paridad. Creo que el feminismo contemporáneo no siempre valoró de modo adecuado la importancia de ese quantum de diferenciación -ese plus de igualdad- que permite a las mujeres alcanzar la paridad.



¿Qué trato le brindó el derecho penal a la mujer? ¿Qué modos específicos de sanción le aplicó?

La historia del derecho penal es muy densa respecto de las mujeres. Porque la actitud del poder que se sirve del derecho penal fue siempre la de afirmar una cierta benevolencia respecto de las mujeres. Pero esa afirmación ha sido siempre simbólica. Las mujeres son simbólicamente consideradas en el derecho penal como portadoras de vida. Por lo tanto, pasarían a ser respetadas en cuanto madres, pero en realidad se ha demostrado que esto es mero discurso ideológico y que las mujeres han recibido castigos que -hablando con cierta perspectiva histórica- pueden ser considerados como muy violentos. Basta pensar en toda la experiencia larguísima de la caza de brujas que fue una vergüenza para Europa. Fue una persecución muy ardua, que se prolongó hasta fines del siglo XVIII. Investigando, encontré una ordenanza de una ciudad de Italia central de 1774, en la cual se dice que como entonces se estilaba torturar al testigo, a la mujer víctima de una violencia -de una violación-, no era obligatorio torturarla como testigo de su propia violación. Nos encontramos a fines del siglo XVIII. Por lo tanto, en el trato que el Derecho le brinda a la mujer, el camino recorrido ha sido muy largo y muy difícil.



Y en el presente, ¿hay diferencias en los modos de regulación penal de la conducta de las mujeres?

En la actualidad, han desaparecido casi todas las modalidades penales diferenciales respecto de las mujeres. Existe en el Derecho italiano, a propósito del infanticidio en el acto inmediato del nacimiento del bebé a causa de la psicosis puerperal, una presunción de que la mujer presenta una capacidad disminuida de imputabilidad. Pero debe tratarse de hechos producidos inmediatamente después del parto, no posteriormente. Más allá de esta regulación diferencial, hay alguna que otra disposición muy secundaria. Digamos, por otra parte, que las mujeres representan en la criminalidad de todo el mundo no más del 5%, vale decir, un porcentual mínimo. O sea que para tener una sociedad no violenta, tal vez bastaría con tener una sociedad toda de mujeres, lo cual, obviamente, es imposible.



Una postura feminista -que supo tener alguna fuerza en los Estados Unidos por el impulso que le dieron Catherine MacKinnon y Andrea Dworkin- ha promovido la utilización del derecho penal contra delitos vinculados a la pornografía, ya que en ella se practica y promueve el someti miento de la mujer. ¿Usted considera al derecho penal como un medio apropiado para este tipo de temas?

Desconfío mucho del uso excesivo del derecho penal, porque es un instrumento muy delicado. Y si se aplica para sancionar todo tipo de comportamientos, el resultado es una desvalorización de la intervención penal y, posteriormente, el derecho penal se hace más débil y, finalmente, impotente. Insisto en que se trata de un instrumento muy delicado, que debe ser utilizado con mucha prudencia. Creo que debe utilizarse con prudencia también en cuanto a los temas relativos a la familia.



¿En qué sentido?

Actualmente hay una tendencia, visible en Italia, de muchos grupos que insisten en que se utilice el derecho penal en los conflictos familiares. Ahora bien, donde hay violencia, naturalmente se trata de hechos que se castigan penalmente. Pero donde aparece la actitud de presión o de conflicto simple, me parece que es más sensato, más acertado, tener otra óptica para regular la situación. Naturalmente, son procesos difíciles de frenar, porque es muy simple invocar el proceso penal. Es muy sugestivo: el derecho penal da la ilusión de poder hacerlo todo, de que todo puede resolverse a través de la penalización. Es muy fuerte esta carga ilusoria. El derecho penal es, en definitiva, un instrumento muy pesado como para utilizarlo en relaciones afectivas. Y una de las razones por las que las mujeres no denuncian las violencias, las violaciones y los abusos a los que se las somete, es justamente porque el derecho penal es un instrumento o bien ineficaz, o bien actúa de una manera demasiado violenta, muy poco adecuada para los conflictos que se producen. Naturalmente, esto no exculpa la gran violencia que carga contra las mujeres. El Consejo de Europa señaló que la primera causa de muerte no natural para las mujeres es la violencia masculina. Y esto vale para el mundo entero.



En algunos países de Europa se están reformando las normas para permitir el cambio de identidad de las personas sin realizar intervenciones quirúrgicas. ¿Cómo valora este cambio?

Ciertamente vivimos un momento muy particular, muy complicado respecto de la tutela de los derechos del individuo en esos campos. En Italia no existe ese tipo de norma, y el cambio oficial de identidad se produce solamente después de la operación. Creo, de todas maneras, que hay que escuchar a las personas que solicitan ese cambio. Por un motivo: porque el cambio de género es un hecho mucho más moral, psicológico, que físico. Hay un elemento artificial en esos cambios físicos, como los bombardeos hormonales o las operaciones estéticas que muchas personas llevan a cabo, pero hay una resistencia a una intervención quirúrgica que tiene que ver con la esfera genital. Justamente, hay una prudencia también en muchos que desean el cambio. Entonces, respecto de este punto, creo que es necesario no obligar a la operación -lo cual siempre es algo muy violento- para obtener un documento oficial. Me parece muy importante respetar el deseo de quien se encuentra en esa situación, que es muy difícil. Probablemente, esa dificultad se encuentra enfatizada en la actualidad, porque es algo que hoy, más que en el pasado, suscita curiosidad.

Copyright Clarín, 2007.

La mafia se actualiza, pero el machismo sigue

El rol de las mujeres en la cultura de la mafia fue investigado por Marina Graziosi.

En la actualidad, ella encuentra "una gran transformación, que tiene que ver con las formas exteriores de la participación en eventos criminales por parte de mujeres. Las mujeres que pertenecen a la mafia ya no están vestidas de negro, ni siempre encerradas en su casa, ni son ignorantes ni viven obedeciendo siempre. Son mujeres más conscientes, que naturalmente son capaces de conducir un auto, de tener un celular, de manejar una cuenta en el banco y de realizar muchas operaciones más".

"A partir de esto, se ha querido atribuir a estas mujeres un rol más directivo, moderno y de mayor responsabilidad. Incluso se ha querido cargar sobre sus espaldas la responsabilidad de ser jefas de la organización. Esto no es cierto y deriva de una imagen distorsionada, según la cual esas mujeres podrían llegar a tener ese gran poder que ejercen sus compañeros. Esto en realidad no sucede. Las verdaderas palancas del poder siguen estando siempre en manos de los varones".

"Hubo un episodio hace varios años en el que algunas mujeres, en Estados Unidos, llevaban una gran cantidad de droga y existía una especie de ritual hecho por los hombres de la asociación criminal a la que pertenecían que, justamente, vestían con todos esos paquetes de droga a las mujeres que debían hacer el viaje en avión. El ritual incluía también la violación. Esas mujeres, aunque actuaban solas en el tráfico, eran de todos modos un instrumento y estaban sometidas a una organización masculina. Por lo tanto, sí, es cierto que era un grupo de mujeres que realizaba tráfico de drogas, pero sin ninguna autonomía, al punto tal que soportaba un ritual de mortificación", redondea Graziosi.

Señas particulares

NACIONALIDAD: ITALIANA
ACTIVIDAD: DOCTORA EN SOCIOLOGIA DEL DERECHO, UNIVERSIDAD DE MILAN. PROFESORA E INVESTIGADORA DE SOCIOLOGIA, UNIVERSIDAD LA SAPIENZA, ROMA.

Autora de artículos y libros sobre la mujer en el imaginario penal; la mujer delincuente; los orígenes del machismo jurídico; mujer, mafia y garantías

Jorge Garaventa
jorgegaraventa@hotmail.com.ar
MSN jorgegaraventa@hotmail.com
www.jorgegaraventa.com.ar

Justicia por l@s jóvenes muert@s de Cromagnón
Denuncie la violencia doméstica contra la niñez y la mujer.
En Capital Federal TE 102 (niñez) y 0-800-666-8537 (mujer)
En Nación 0800-2222-800 (niñez)
Pregunte en su ciudad--

Insitucional dijo...

Mujeres y niños víctimas de violencia familiar

Entre el 70 y el 75 por ciento de las denuncias que recibió en la Capital Federal el programa nacional Las Víctimas contra las Violencias se refieren a mujeres golpeadas o que padecen maltrato psicológico, y el resto a niños y niñas, informó el viernes (28/9) la psicoanalista Eva Giberti, responsable de esta iniciativa dependiente del Ministerio del Interior que cumplió el primer año de trabajo dedicada a prevenir y combatir la violencia familiar.
"El caso típico es el de un sujeto pegándole a una mujer, o a una mujer y a sus hijos. En todo el año recibimos sólo una denuncia de un hombre que afirmaba ser víctima de violencia familiar”, dijo Giberti y explicó que "las Brigadas se ponen en funcionamiento cuando los vecinos o las propias víctimas de violencia llaman al 137", en Capital Federal, mientras el número habilitado en la provincia de Buenos Aires es el 911, donde también el 70 por ciento de las 11 mil llamadas que recibe por mes son por violencia contra la mujer.
Capital. Las denuncias por violencia familiar que se hicieron en los tribunales civiles con competencia en la Ciudad de Buenos Aires crecieron un 120 por ciento entre 1995 y 2006, con un aumento sostenido a partir de 1998. En el primer trimestre de 2007 hubo 1.011 denuncias de violencia doméstica, un 25 por ciento más que las hechas en todo 1997. Jueces, defensores de menores y expertos destacan que el crecimiento se explica porque hay más información, las mujeres se atreven cada vez más a llevar esas situaciones a la Justicia y porque una ley obliga a funcionarios públicos a denunciar los casos que les llegan.
Filicidio. Un hombre asesinó a puñaladas a su hijo de 7 años, el jueves (27/9) tras mantener una discusión con su ex mujer y madre del niño en Paso del Rey, Moreno, en el oeste del Gran Buenos Aires, y luego se autolesionó con el mismo cuchillo por lo que fue internado en el hospital de Moreno, donde se halla fuera de peligro y en calidad de detenido, acusado por homicidio agravado por el vínculo.

(Noticias ampliamente tratadas por los medios – 29/9 y 30/9; Clarín, pág. 28, 1/10 - Pilar Ferreyra)

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Crecen el maltrato físico y emocional y el abuso sexual contra los chicos- Clarín
Nolicita publicada en las Listas de Jorge Garaventa Dic/2007
HAY ESTADISTICAS COINCIDENTES EN LA CAPITAL FEDERAL Y EL GRAN BUENOS AIRES

Crecen el maltrato físico y emocional y el abuso sexual contra los chicos

En los últimos cinco años se registran entre un 25% y un 39% más de
denuncias en diversas instituciones.

Por: Pilar Ferreyra

Niñas y niños casi moribundos con un traumatismo de cráneo gravísimo que
deriva en la muerte o les provoca secuelas de por vida. Chicos con hematomas
o con quemaduras de cigarrillos. Chiquitos a quienes alguien tocó en sus
partes íntimas. O a quienes violaron sistemáticamente. Pacientes con estos
sufrimientos llegan todos los días a los hospitales, fiscalías, organismos
no gubernamentales y defensorías de menores del país. Lo alarmante es que
cada año llegan más.

Eso reflejan los datos de los Red Comunitaria de Prevención y Asistencia en
Maltrato Infantil del partido bonaerense de Malvinas Argentinas, que
articula el trabajo de 3.000 profesionales que asisten a la niñez. Allí,
desde mayo de 2003 a la fecha, se presentaron 5.768 pacientes pediátricos
con algún síntoma de violencia. Y el ingreso de casos creció un 39 por
ciento en los últimos cuatro años.

La misma tendencia revelan los registros del Comité de Niños en Riesgo del
Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez de la Capital Federal, un comité
académico y de supervisión que funciona desde hace 25 años. De acuerdo a su
coordinador, el médico pediatra Jorge Brieva, entre 2002 y 2007 aumentó un
25 por ciento la cantidad de chicos que entraron por las puertas del
hospital habiendo sufrido desde lesiones leves como quemaduras hasta otros
que estaban al borde de la muerte. O niños que sufrieron lo que los expertos
llaman "un disparo en el alma" porque abusaron de ellos sexualmente. "Cada
mes recibimos entre 12 y 16 casos de alguna forma genérica de maltrato,
violencia o abuso", detalló Brieva.

La misma orientación se observa en los registros del servicio de la Unidad
de Violencia Familiar del Hospital General de Niños Pedro de Elizalde (ex
Casa Cuna), que funciona desde hace 19 años y que recibe el 60 por ciento de
las consultas de abuso sexual infantil de la Capital. Allí atienden por mes
a 30 nenas y nenes que sufren maltrato físico, maltrato por negligencia,
maltrato emocional y/o abuso sexual. "No me cabe duda de que en el concierto
de los hospitales hay mucha demanda y que puede haber un 25 por ciento más
que la que había en 2002", esgrimió Norberto Garrote, jefe de la Unidad de
Violencia Familiar del Hospital Pedro de Elizalde y coordinador de la Red de
Asistencia a la Violencia del Ministerio de Salud del Gobierno porteño.

Hasta hace unas décadas, los castigos físicos y psicológicos hacia los
chicos estaban socialmente admitidos. Del abuso sexual infantil nadie
hablaba; era un tema tabú y las familias cerraban los ojos a cualquier tenue
insinuación relacionada con la problemática. "A fines del siglo XIX y
principios del XX el castigo físico de los niños por parte de los docentes
era rutinario. Hoy en día es intolerable. El derecho de los padres a
castigar física y emocionalmente a sus hijos como forma de educación también
era una forma tolerada. Hoy es limitado. Porque alguien sea el padre no
puede hacer con el hijo lo que quiera", enfatiza Brieva.

Otro de los factores que alumbra nuevos casos es la mayor capacidad de
detección de los profesionales. Otro, la mayor divulgación de la
problemática. "Como hay difusión, muchos chicos se animan más a denunciar lo
que les pasa. Nadie puede ejercer su derecho si no conoce que lo tiene",
explica el defensor de menores Marcelo Jalil.

Otra de las causas es el aumento de la violencia en las sociedades modernas.
"Vivimos en un país subdesarrollado donde nunca podremos concretar ciertos
sueños. Algunas personas toleran esa frustración. Otras la resuelven de
forma violenta", opina el psiquiatra Marcelo Baranda, médico del Hospital
Municipal José Borda y director de Salud Mental de Malvinas Argentinas.

En la Justicia explican que la promulgación en 1995 de la Ley 24.417 de
Violencia Familiar y la Ley 26.061 sobre Protección Integral de los Derechos
de Niñas, Niños y Adolescentes de 2005 favoreció el aumento de la aparición
de casos a través de las denuncias judiciales.


Radiografía de la violencia

La Red Comunitaria de Prevención y Asistencia en Maltrato Infantil del
partido de Malvinas Argentinas de la Provincia de Buenos Aires articula el
trabajo de 3.000 profesionales y funciona desde el 21 de mayo de 2003. A
continuación se detallan datos puntuales registrados desde entonces:

El 52 por ciento de los pacientes eran nenas.

Tipología del maltrato: El 34 por ciento de los pacientes recibidos
sufrieron maltrato físico; el 22 por ciento fueron abandonados; el 21 por
ciento padecían maltrato emocional. Del abuso sexual fueron víctimas el 20
por ciento de los niños y niñas atendidos. El 1 por ciento fueron víctimas
de la explotación financiera.

La Red de Malvinas Argentinas codifica el grado del daño. En tal sentido, el
80 por ciento de los niños sufrió un riesgo moderado; el 13 por ciento un
grado leve. El 7 por ciento fueron gravemente dañados.

El 28 por ciento de los agresores eran padres y otro 28 por ciento, madres.
El 8 por ciento de los niños fueron agredidos por ambos padres. El 9 por
ciento por el padrastro. El 4 por ciento por el tío, el 3 por ciento por el
vecino y un 2 por ciento por un docente.

También hay detalles sobre quiénes traen el caso a la Red. El 46 por ciento
de los informantes fueron profesionales de distintas áreas. En un 16 por
ciento de los casos fue la madre la que informó a algún experto de la Red
sobre lo que le estaba ocurriendo a su hijo. Los vecinos también se pusieron
en marcha: a ellos correspondió el 12 por ciento de las denuncias. Un 4 por
ciento de los padres informaron sobre lo que estaba sucediendo a su hijo, y
a los docentes de distintas entidades educativas les correspondió informar
en un 3 por ciento de los casos.
Un mal en aumento
10% de los adolescentes de todo el país sufrió abuso sexual en la niñez,
según un estudio del Instituto Gino Germani (UBA).

600 llamadas por día recibe, sólo en Mendoza, el Programa de Prevención y
Atención del Maltrato Infantil, Adolescente y Familia.
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