jueves, 4 de octubre de 2007

ABUSO SEXUAL

Las/os niñas/os y adolescentes, que saben de algún/a amigo/a o familiar que sufre abuso sexual, pueden ayudar y ayudarse, contando lo que pasa, expresando sus preocupaciones y tristeza, pidiendo información y confiando en algún adulto,(docente, padre, madre de amiga/o, etc.), alguien los puede ayudar, sus derechos deben ser respetados, el maltrato y el abuso nunca está bien y ellas/os no tienen culpa en esto. Es difícil comprender por qué los adultos lastiman y hacen sufrir a las/os chicas/os, pero tienen que saber que la violencia ejercida sobre niñas/os y/o adolescentes es un problema de los adultos.

Qué pueden hacer cuando alguien las/os toca o incomoda con actos sexuales?

Sabemos que las/os niñas/os que sufren estas situaciones se hayan en condiciones de vulnerabilidad y les resulta muy difícil pedir ayuda, pero es necesario saber decir NO!, expresar el disgusto, alejarse lo más rápido posible, aunque sea una persona querida, conocida (familiar, docente, vecino) pedir ayuda y contárselo a alguien.

CONOCER NUESTROS DERECHOS Y RESPETAR LOS DE LOS DEMÁS NOS VA A AYUDAR A CRECER MEJOR. LAS/OS CHICAS/OS QUE SUFREN VIOLENCIA, NECESITAN SER ESCUCHADAS/OS Y DEFENDIDAS/OS.
LOS ADULTOS DEBEN COMPROMETERSE PARA AYUDARLAS/OS.


En Merlo Ocutbre 2007
Profesor de música acusado de abusar de niñas/os en la escuela.

En Merlo
La fiscal en la causa evaluó que hay evidencia suficiente; el profesor se negó a declarar
LANACION.com | Información general | Jueves 4 de octubre de 2007

11 comentarios:

Insitucional dijo...

Las pericias confirman la versión de chicos que denunciaron abusos- Clarín - Octubre 2007

Las pericias confirman la versión de chicos que denunciaron abusos

Son cinco hermanos de José C. Paz, que tienen entre 4 y 14 años. Los
informes psicológicos de los especialistas dicen que la chica que hizo la denuncia no fabula. Y los médicos afirman que hubo violaciones.

Por: Alejandro Marinelli

Los informes psicológicos de la nena que denunció haber sido violada por sus
familiares en una casa de José C. Paz indican que la chiquita no fabula en su relato. Además, luego de una revisión médica, los peritos concluyeron que
ella y dos de sus hermanitos sufrieron abusos, confirmando lo informado ayer por Clarín. Por el caso los padres de los nenes y 7 de sus tíos ayer se negaron a declarar ante la Justicia y continuaron detenidos.

Los nueve parientes fueron arrestados el martes a la madrugada en cinco allanamientos que se hicieron en diferentes casas del mismo barrio. A todos
se los acusa de participar de reuniones en las que se cobraba dinero para abusar de los menores.

La denuncia que provocó los operativos se realizó hace un mes. La nena, que tiene 14 años, acompañada de una hermana de 27, relató delante de los policías que sufría esos episodios de abusos desde hace 8 años.

"El relato además de creíble responde a un cuadro de alguien que sufrió un ataque sexual. Pero lo más importante son los informes médicos que confirman la consumación del abuso de los tres nenes", explicó una fuente de la
investigación.

En el expediente, la chica dice que su madre era la encargada de cobrarle a los parientes que abusaban de ella. También señala al resto de los detenidos
como personas que "estaban siempre por la casa" y que el resto de los que participaban eran familiares menos directos, algunos de los cuales ni ella misma conocía.

La investigación encabezada por el fiscal Jorge Castagna está dirigida a determinar la participación de cada uno de los detenidos. En principio, ayer
fueron trasladados hasta la alcaidía de los tribunales de San Martín pero se negaron a declarar.

Por otro lado, las dos computadoras que fueron secuestradas en los
allanamientos serán peritadas el 2 de noviembre en la Asesoría Pericial de La Plata. Pero, en principio, se descartó que hubiera imágenes digitales de
los abusos para ser vendidas a clientes pedófilos como habían informado ayer fuentes del caso.

Entre hoy y mañana comenzarán a hacerles las pericias psiquiátricas al resto
de los hermanos. Al margen de los dos a los que les encontraron lesiones, quieren saber si los otros también sufrieron abusos.

Quince días después de que se hiciera la denuncia, la Justicia decidió darle la tenencia de los chicos a la hermana de 27 años, que está casada y vive en
la misma manzana. En el momento en que los policías detuvieron a sus padres
los chicos no estaban ahí y hasta que la asesoría de Menores Nº 3 de San Martín resuelva, quedarán en la misma situación.

Una de las cinco casas allanadas está en la calle Jorge Newbery al 3500. En ese lugar vivía un matrimonio que tiene tres hijos varones de 8, 11 y 12 años, una nena de 4 y la chica de 14 que denunció todo. Allí, según declaró
la chica al fiscal, se habrían producido los repetidos abusos. Siempre según lo que explicó la joven, hasta ahí iban los familiares para tener relaciones
sexuales con los chicos.

Los detenidos están acusados de los delitos de "corrupción de menores en concurso con abuso sexual agravado ultrajante y abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo". Según el sumario, a los chicos se los obligaba a ver cómo los mayores mantenían relaciones sexuales con sus
hermanos, que sufrían manoseos, abusos sexuales en los que se los obligaba a tener sexo oral, violaciones con penetración y que también se les pegaba.

Un barrio sorprendido y convulsionado
Los vecinos de la calle Jorge Newbery al 3500 todavía no salen del asombro.
Después de la convulsión por el operativo policial del martes a la
madrugada, no pueden creer lo que sale en los medios sobre los vecinos de la cuadra. Todos conocían a la familia: los más grandes, al matrimonio; y los
chicos, a las víctimas.

Al lado de la casa donde vive la pareja acusada de abusar de sus hijos hay otras dos viviendas. En las dos dicen que no puede ser lo que vieron en la televisión. "Viven ahí desde hace años. Mis hijas se conocen de chiquitas
con la nena de ellos. Estuvieron varias veces en la casa, tomando algo y nunca comentaron nada. No puedo creer que, además, se diga que los vecinos participábamos de algo así", le dijo a Clarín la vecina de la casa que da a
la esquina.

A unos metros, un hombre que se asoma desde una reja cuenta que los acusados "son gente de trabajo". "El marido tiene 50 años y su mujer 40. El es chofer
de una compañía de recolección de basura. Los veía siempre entrar y salir.
El iba temprano con su Falcon al laburo y volvía a la tardecita. Nunca vi entrar a esa casa a desconocidos. Había mucho movimiento de familiares,
varios de los que ahora están detenidos".

La señora que atiende el quiosco de mitad de cuadra se sensibiliza al hablar del tema. Explica que está en el barrio hace 30 años y que conoce a toda la familia desde que los nenes eran chicos. "No quiero creer que lo que se dice
sea verdad. No son chicos que vayan descuidados o con la ropa rota, andaban prolijitos, los padres se preocupaban por ellos. Espero que se aclare. Debe
ser un mal entendido".

Una vez más no hubo mentiras

Eduardo Parise

Con la información confirmada ayer por médicos y psicólogos, lo que le
sucedió a los chicos de José C. Paz acaba de dejar la categoría de presunta pesadilla para entrar en la de espantosa realidad. Los estudios están demostrando que el peor de los diagnósticos tenía un sustento verdadero y que, como lo prueban estudios realizados por la médica forense Virgnia Berlinerblau, en un amplio y contundente porcentaje de estos casos los chicos no mienten.

Insitucional dijo...

violencias - Página 12 - octrubre 2007

Lo siniestro anida dentro

Hace tiempo que la fantasía de la seguridad sellada dentro de los barrios
cerrados se ha desmoronado. No sólo porque sus guardias armadas han sido
vulneradas, sino por ese veneno que destilan los crímenes cometidos dentro
no sólo de sus murallas, sino de las familias que allí habitan. Esta semana
se sumó, a los casos Belsunce y Dalmasso, el de una pareja acusada de abuso
sexual de menores. ¿De qué habla este hecho? ¿Qué sospechas despierta la
aparición pública de los acusados?

Por Luciana Peker

¿Quiénes son esos hombres y esas mujeres que decidieron pagar el símil
paraíso? Sus casas Pulte, el perro, los niñitos y una serie interminable de
vecinos que sonríen como en las publicidades. Cierta garantía de la
felicidad. La felicidad en su versión más remanida. O tal vez en su faceta
más ilusa. ¿Quiénes son esos hombres y esas mujeres que deciden encerrarse
en su clase social? Esa especie de mundo Barbie los esconde. Esconde las
miserias humanas en un lindo escenario", delimita la periodista Carla
Castelo en el libro Vidas perfectas (los countries por dentro), de Editorial
Sudamericana, una crónica minuciosa y atractiva de la vida adentro de un
cerco que tiene como dibujo de tapa un papá, una mamá y una nenita en una
bicicleta con rueditas.
La ilusión de dejar atrás de la barrera de seguridad el peligro y la ilusión
de criar a niños y niñas entre el césped -que es como una alfombra de pasto-
que llevó a los ganadores de la disputa por la distribución de la riqueza a
formar parte de las 300.000 personas que, en el 2007 -según datos
recopilados por Castelo- viven en las 60.000 casas de los 600 countries y
barrios cerrados de todo el país. Sin embargo, los robos puertas adentro de
las puertas de metal y credencial de pertenencia y los femicidios de María
Marta García Belsunce y Nora Dalmasso desterraron la idea de paraíso con
handicap.
Esta semana una noticia volvió a desterrar la idealización de la vida
country. Pero, a la vez, también arrastró nuevos y viejos estereotipos.
¿Puede alguien como uno -o una- ser un abusador sexual? ¿Puede haber abuso
allí donde se supone que las veredas permitían transitar en bicicleta?
¿Puede la inseguridad estar puertas para adentro y no puertas para afuera?
¿Puede una mujer, embarazada de nueve meses, mamá de una niña de cuatro, una
periodista que llora con un rosario en la mano, que manda a su hija al
jardín de infantes Blooming Kindergarden, de La Horqueta de San Isidro y
vive en el country Isla del Sol, de Tigre, ser parte de una trama de abuso
sexual?
El 15 de octubre, una mamá denunció que su hija le dijo, espontáneamente,
cuando la llevaba en auto a la casa de la familia de Carolina Porto y Lucas
Montero, que no quería que el papá la toqueteara. También habría dos nenas
más en la misma situación, pero cuyos padres no quieren exponer a sus hijas
a la Justicia. El viernes pasado se realizó un allanamiento en la casa. En
las computadoras y cámaras de video y fotográficas no se detectaron pruebas
del abuso, aunque, según los investigadores le relataron a la periodista
Florencia Etcheves de TN, están averiguando si algún archivo pudo haber sido
borrado del disco rígido. Carolina Porto habló con el noticiero de
Telefé -donde su esposo es productor periodístico- y aseguró: "Se va a
comprobar que somos inocentes".
"A ese cumpleaños fuimos todos y juro que no pasó nada. Fue un asado que
duró de 13 a 17. La casa de los chicos es moderna, de esas que desde adentro
se ve para todos lados. Y hasta dejan la puerta abierta porque el country es
seguro. Quizás estas niñas hayan sido abusadas, no lo sé. Pero nosotros no
tenemos nada que ver con esto. Le están c... la vida a una familia de
trabajadores", se quejó Pablo Montero, hermano de Lucas ante La Nación, en
una nota en la que no consta ninguna otra fuente ni contraprueba del
expediente. Según clarín.com "los primeros exámenes no registraron lesiones,
pero a los médicos les resultó llamativo que una de las chiquitas tuviera
una infección vaginal".
Más allá de la comprobación -o no- de la denuncia por abuso sexual, los
prejuicios sociales que no admiten un abuso en una familia de nivel
económico, cultural y social quedan a la vista en la denuncia sobre abusos
sexuales tras la barrera de Isla del Sol. Por eso, Las/12 les preguntó a
distintos expertos sobre verdades y mitos en abuso sexual, para que el abuso
no siga metiéndose debajo de la alfombra. Tampoco de la alfombra de césped.
Foto: Enrique García Medina
¿Existen las falsas denuncias de abuso sexual?
"Las falsas denuncias son muy poco frecuentes y, en cambio, sí es muy
frecuente que se pasen por alto las sospechas de abusos sexuales. Es
llamativo que eso parece no preocupar a la opinión pública y a los medios de
comunicación. Se ve una tendencia a poner el acento en la idea de 'cuidado:
no acusemos a alguien falsamente' y no en dejar de invisibilizar la cantidad
de casos que no llegan ni a detectarse", señala la psicóloga y psiquiatra
infanto-juvenil Irene Intebi, autora del libro Abuso sexual infantil: en las
mejores familias, también a cargo del Comité de Capacitación y Consultoría
de la Sociedad Internacional para la Prevención del Maltrato Infantil
(Ipscan, en inglés) y capacitadora de técnicos de protección infantil del
gobierno de Cantabria, en España, y de los equipos zonales de infancia en
Guipúzcoa, en el País Vasco. "Hoy existen herramientas clínicas idóneas que
permiten establecer con alto grado de certeza la veracidad de los discursos
infantiles", remarca Jorge Garaventa, psicólogo especialista en abuso sexual
infantil.
¿Los chicos mienten?
"Los chicos mienten si rompieron algo y te dicen que no fueron o en temas
que corresponden a lo evolutivo. Pero si un chico describe escenas sexuales
que corresponden a la sexualidad adulta, lo mínimo que hay que hacer es
investigar en dónde pueden haber obtenido esa información", señala Intebi.
La psicóloga Patricia Gordon que trabaja con niños abusados y es integrante
del Centro Psicológico Asistencia de Mar del Plata descarta: "Los niños no
tienen fantasías con escenas sexuales ni con situaciones que no hayan vivido
o presenciado. Ellos tienen fantasías como conocer un superhéroe, volar,
etcétera, pero ningún niño fantasea con la posibilidad de ser penetrado por
un adulto. Y tampoco puede dar detalles precisos de situaciones que si no
las hubiese vivido no las podría transmitir".
Por su parte, María Inés Re, trabajadora social, magíster en Ciencias
Sociales y Salud y autora del libro Educación sexual en la niñez (un desafío
posible), de Editorial Ediba destaca: "Cuando el niño/a usa palabras
sexuales sin saber a qué se refiere es muy posible que las haya aprendido de
hermanos, primos o vecinos mayores y disfruta de la situación de
escandalizar a sus padres, cuidadores o docentes. Pero cuando usa lenguaje
sexual y sabe de qué está hablando, es posible que esté presenciando o
participando de escenas sexuales. Por lo tanto, es prácticamente imposible
que sean parte de una fabulación". ¿Y la inducción a que acuse falsamente sí
es posible? "No es fácil decirle a un chico "anda y decí tal cosa" para eso
hay que ver el interrogatorio y las hipótesis que impone el adulto que
pregunta", puntualiza Intebi.

¿Una familia profesional, de clase alta y con buen nivel cultural puede
cometer abusos sexuales?
"Si se emborracha un hombre de clase baja es un borracho y si se emborracha
uno de clase alta está alegre", diferencia Intebi. La psiquiatra continúa:
"Hay tendencias a identificarnos y si hay alguien que tiene una educación
parecida a la mía, un trabajo parecido y una clase social parecida pensamos
que no puede ser abusadora. El abuso siempre tiene que ver con un tabú que
se transgrede y que a todos nos resulta doloroso. Por eso, aceptar que
alguien de tu mismo nivel socioeconómico y cultural puede cometer un abuso
genera miedo. Aceptar que alguien de tu clase social o nivel cultural lo
puede hacer te enfrenta con tu vulnerabilidad". "No hay una prueba que pueda
refutar la posibilidad de que alguien agreda sexualmente a chicos y ese es
uno de los problemas en la confirmación de los abusos sexuales", delinea
Intebi.
Gordon también subraya: "En la mayoría de los casos los abusadores son
personas con buena vinculación en el ámbito social, aceptadas y respetadas".
"Aun cuando en la Argentina haya aumentado la población que vive en villas
parece que vivieran en otro país, y por ende, no pertenecen a nuestra misma
sociedad -desnuda María Inés Re-. Resulta muy simbólico que las palabras
'bien' o 'buena' unidas a la palabra 'familia' signifiquen que estamos
hablando de una familia de un sector socioeconómico alto: 'buena familia',
'familia bien'. Es paradójico asociar el poder económico con la bondad,
especialmente cuando hablamos de abuso sexual infantil porque finalmente
muchos terminan creyendo que el abuso sexual infantil es un problema
derivado de la pobreza y la falta de educación."
El psicólogo especialista en abuso sexual infantil Jorge Garaventa recalca:
"Hay una similitud entre lo que ocurría con los torturadores del proceso y
los abusadores de niños: frecuentemente nos encontramos con buenos padres,
mejores jefes de familia y superiores vecinos, toda una escena de bondad que
los hace aún mas creíbles ante las acusaciones. Con estas características no
es difícil convencer, al menos a la opinión pública que de lo que se trata
es de fábulas infantiles o conculcaciones maliciosas de otros adultos".
¿Por que los abusadores no admiten su culpa?
"Si bien el abusador sufre de un tipo de perversión sexual, en la mayoría de
los casos sus facultades mentales no están alteradas como para no percibir
que lo que hace 'está mal'. Entonces tratará de mostrar una buena imagen de
sí mismo: padre ejemplar, abuelo amoroso, padrastro dedicado a los hijos de
su pareja", destaca María Inés Re.
"Si hubiera una reclusión penal diferenciada de las cárceles comunes y con
tratamientos específicos seguramente más gente asumiría su problema. Pero
ahora es muy difícil que alguien que cometió un abuso sexual lo
admita -plantea Intebi-. Hoy existe una demonización del agresor sexual pero
cuando una se pregunta por qué lo hacen, generalmente hay algún tipo de
responsabilidad familiar de otros adultos en esta problemática. Yo no creo
que esta característica viene en los cromosomas y no hay manera de
arreglarlo sino que tiene que ver con vínculos con otras personas. Por eso,
tendríamos que pensar en distintos recursos de intervención. No todos, pero
hay gente que sí se puede recuperar."
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Jorge Garaventa
jorgegaraventa@hotmail.com.ar
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Insitucional dijo...

Country y escandalo

Aparecen más testimonios contra la familia acusada de abuso de menores.

Las acusaciones contra Lucas Montero y su familia sacudieron la parsimoniosa
vida de los countries del norte del Gran Buenos Aires. El principal acusado
habló para Telefe, la empresa donde trabaja, y dijo ser inocente. Luego fue
Pablo Montero, su hermano, quien tomó la posta mediática y ensayó una pobre
defensa ante Mirtha Legrand. Ahora, él asegura que su hermano menor está
pensando en irse del país, mientras trascienden nuevos y escalofriantes
detalles de los supuestos abusos cometidos contra nenas de cuatro años. Cómo
sigue la investigación de los hipotéticos abusos VIP.

Por Lucas Morando

Lucas Montero vive el peor de los infiernos. Después de ser acusado, junto a
su mujer, Carolina Porto (30), por el abuso sexual de al menos dos nenas de
cuatro años, una vida casi perfecta se le desparramó por el jardín de su
existencia de country.
Tuvieron que sacar a su hija de 4 años del jardín Blooming Kindergarten, el
mismo que compartía con las nenas que habrían sido abusadas, y él tuvo que
dejar de ir a su trabajo como productor de exteriores del noticiero de
Telefe.
En una semana se mudó dos veces del country. Primero se recluyó en la casa
de su suegra -también denunciada como partícipe de los abusos- y ahora ya no
puede salir de las cuatro paredes de otra casa prestada en Marinas del
Sol -el barrio privado donde se refugia hoy- por miedo a los escraches y a
los filosos gritos de la condena social.
Su hermano mayor, Pablo Montero, se encarga de todo. Le cocina, le lleva
provisiones y se convirtió en su vocero y agente de prensa para transmitir
su visión de los hechos: "Lucas está pensado en irse con su familia del país
porque con todo esto que le pasó, le arruinaron la vida", confesó Pablo en
una charla con PERFIL. Pero advirtió que sus abogados trabajan en una buena
estrategia argumentativa y que, pase lo que pase, van a contraatacar
judicialmente una vez que las aguas se calmen. "No entendemos por qué nos
hicieron e inventaron todas estas barbaridades sobre los abusos, pero
tenemos un par de sospechas que, cuando podamos, vamos a comunicar
públicamente", amenazó.
Vía judicial. Las acusaciones que pesan sobre el matrimonio Montero son
aberrantes.
PERFIL pudo acceder a más detalles sobre la denuncia presentada el 15 de
octubre por Sandra Soldano de Correa Urquiza, una de las madres
damnificadas. "La nena (R.) dijo que Lucas le tocaba las dos colas: la de
adelante y la de atrás. Que le dolía mucho y que le metía unas pelotitas de
colores, también en las dos colas. Que le bajaba la bombacha y él se bajaba
el pantalón y la sentaba en sus piernas", dice el escrito que descansa en
las oficinas de la fiscalía de General Pacheco, a cargo de Jorge Strauss,
desde donde exigieron en reiteradas oportunidades que los padres afectados
no den declaraciones a la prensa.
Tampoco quisieron hablar con PERFIL de esa causa que lleva el número 117031.
Justo después de la confesión de la nena y cuando la madre le preguntó a su
hija si Lucas Montero le había hecho algo, la pequeña se paró e hizo el
movimiento bamboleante de una pareja que tiene relaciones sexuales.
La madre explicó a la Justicia que se trataba de la primera vez que veía a
su hija hacer gestos de ese tipo, algo impensable para una nena de 4 años
que recién comienza a descubrir a su propio cuerpo.
"Este fue el precio que tuvieron que pagar los chicos para poder seguir
jugando. Los niños a esa edad no saben qué está bien y qué está mal; y por
eso no dijeron nada hasta que les empezó a doler", comentaron fuentes
vinculadas a la causa.
Como descargo, los Montero aseguraron a PERFIL que no hay ninguna prueba
contundente que los convierta en culpables y que los resultados de las
investigaciones que se hicieron hasta el momento no arrojaron nada que los
perjudique. Aunque, hay que aclarar, las únicas pericias técnicas que se
realizaron fueron el mismo día del allanamiento (el 19 de octubre), cuando
el fiscal se llevó una PC, cámaras y un par de DVD del country Isla del Sol.
Pero las más importantes están relacionadas con un análisis profundo de la
computadora y con la reconstrucción de los archivos que podrían haber sido
borrados, algo que todavía no se ha hecho pero que estaría listo para el
próximo miércoles 31. El hecho de que hayan sido borrados no evitaría
además, que se encuentren pistas, ya que aun cuando el disco rígido haya
sido formateado hasta cinco veces, pueden recuperarse los datos.
¿Los Flanders o los Borgia? Las madres y padres de las compañeritas de las
nenas de 4 años que habrían sido abusadas coinciden en lo que sienten.
"Impotencia y desesperación", repiten con bronca cuando se les consulta por
las declaraciones televisivas de la familia Montero.
Se pusieron furiosas el último martes cuando vieron la entrevista exclusiva
que el matrimonio bajo sospecha dio para el noticiero de Telefe, la única
cobertura que hizo el canal sobre el tema.
La angustia no se detuvo al otro día, cuando escucharon a Pablo Montero
defendiendo a su hermano en el living de Mirtha Legrand. A pesar de que "la
Chiqui" fue bastante dura con las preguntas y hasta le dijo en la cara que
la defensa que hacía era endeble, el canal tuvo que montar un operativo de
seguridad sólo para la entrevista (ésas eran las condiciones pactadas).
El vicepresidente de la Nación, Daniel Scioli -que almorzó ese mismo día con
la Legrand-, llegó y entró caminando al canal, pero Pablo tuvo que acceder y
salir en auto, siempre custodiado por efectivos de América. "Hoy es más
importante que el Presidente", deslizó uno de los productores que hace años
pone el ciclo al aire. Otros productores recibieron a Pablo a los abrazos.
El profundo dolor que golpea a los padres y madres de los compañeros de las
víctimas se debe a que perciben que la situación se les va de la manos.
Sienten que parte de la opinión pública empieza a inclinarse para el lado de
los que ellos apuntan como culpables. Porque para muchos, incluso los
vecinos del country, Lucas Montero y Carolina Porto (y su madre) son una
familia inocente.
Las madres acusadoras dicen que ella lloraba sin lágrimas y que gran parte
de su discurso fue contradictorio y hasta falaz, según el comunicado que
emitieron los padres el miércoles 24. Como madres, nunca dudarían de los
testimonios de nenes de 4 años. Y por eso quieren que los Montero estén
presos. O condenarlos a un final mucho peor.
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Jorge Garaventa
jorgegaraventa@hotmail.com.ar
MSN jorgegaraventa@hotmail.com
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Justicia por l@s jóvenes muert@s de Cromagnón
Denuncie la violencia doméstica contra la niñez y la mujer.
En Capital Federal TE 102 (niñez) y 0-800-666-8537 (mujer)
En Nación 0800-2222-800 (niñez)
Pregunte en su ciudad

Insitucional dijo...

Punta Arenas - Lunes, 18 de Febrero de 2008 CHILE
En Puerto Natales.
CONDENAN A DIEZ AÑOS DE CÁRCEL A HOMBRE QUE VIOLENTÓ SEXUALMENTE A NIÑA DE 14 AÑOS

hace unos días se realizó en Puerto Natales juicio oral en lo penal por un caso de violación y abuso sexual, en contra de una menor de 14 años, caso que llevó el fiscal de Punta Arenas Oliver Rammsy, las conclusiones difirieron de lo solicitado por el Ministerio Público, que lo acusaban de delitos reiterados.

La Fiscalía está convencida que la menor era violentada desde los seis años de edad, y que fue lo que se denunció e investigó y se trató de probar, no obstante ello hicieron presente que la menor tiene trece años y que era muy difícil que recuerde fechas anteriores.

El tribunal estimó que había un delito de violación, ese delito tiene una pena altísima, sobre todo cuando se trata de una menor de edad, además existe la agravante de que la victima estaba al cuidado, por una razón judicial, del imputado.
El tribunal, por votación unánime resolvió condenar a Alejandro Fabián Bórquez Miranda, como autor de un delito de violación ocurrida el 05 de mayo del año 2007, previsto y sancionado en el articulo 362 del código penal en grado consumado, en perjuicio de la victima menor de catorce años.

En tanto, ayer sábado el tribunal resolvió condenarlo a la pena de 10 años de cárcel efectiva por este delito.

Insitucional dijo...

13 de marzo 2008
Detuvieron a hombre que violó y embarazó a su hija de 15 años

El hombre de 47 años cuya identidad no fue dada a conocer, fue apresado por personal de la División Delitos Contra Menores de la Policía Federal. La madre de la adolescente intuyó que su hija estaba embarazada, y después de la realización de un test comprobó que era verdad.
Sin embargo, la chica primero ocultó que el embarazo era fruto de las violaciones a las que la sometía su padre, ya que éste la había amenazado de muerte, según señalaron las fuentes allegadas al caso. Pero posteriormente, la adolescente terminó admitiendo la situación y esto llevó a que el sujeto fuera detenido por la Policía.

De acuerdo con los datos recogidos por los investigadores del caso, la chica habría sido violada durante varios meses y en reiteradas oportunidades por su padre, aprovechando siempre los momentos en que ambos se quedaban solos cuando la madre de la adolescente iba a trabajar. En todos los casos, estas violaciones sucedían bajo amenazas ya que siempre el sujeto le decía que "si no accedía a tener sexo, mataría a su madre", según relataron los investigadores del caso.

A raíz de estos hechos, en enero pasado el imputado abandonó el seno familiar y ante la denuncia formulada por la madre de la niña a comienzos de febrero, el juzgado interviniente delegó la investigación de los hechos a la División Delitos Contra Menores de la Superintendencia de Investigaciones de la Policía Federal, con la finalidad de dar con el paradero del imputado y proceder a su detención. De esta forma, y con algunos datos del sujeto en su poder, los investigadores comenzaron a reconstruir los últimos días del grupo familiar pero fundamentalmente del imputado.

Por tal motivo, se llevaron a cabo distintas diligencias investigativas tanto en el Gran Buenos Aires como en Capital Federal. Gracias al contacto con algunos amigos del buscado, como también por manifestaciones de su ex concubina los uniformados supieron que aún trabajaba en una clínica ubicada en Machado y Río de Janeiro, en el barrio porteño de Parque Centenario y que para desplazarse utilizaba una moto de color bordó.

Con estos datos en su poder, los investigadores montaron una discreta vigilancia en las inmediaciones de la clínica durante algunos días ya que no sabían a ciencia cierta cuál era el horario de trabajo, hasta que finalmente observaron la moto estacionada frente a la clínica por lo cual no hubo más que esperar que saliera y finalmente detenerlo.

El acusado en primera instancia fue trasladado a la sede de la División Delitos Contra Menores para cumplir con todas las formalidades procesales y luego fue traslado -a primera hora de esta mañana- al juzgado que interviene en la causa.

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Denuncian a líder de secta religiosa por abuso de menores

En vísperas del día más sagrado para los cristianos, el Viernes Santo, quedó al descubierto una secta religiosa a la que se vincula con supuestas violaciones de menores de edad en la comunidad de Mocambo Abajo.

Julio A. Carles
Ciudad de Panamá , jueves, marzo 20, 2008

Las denuncias presentadas ante el Ministerio Público y el Tribunal de Niñez y Adolescencia, identifican a Noriel Aguilar como líder de la secta y supuesto responsable de haber violado a cuatro menores, usando como excusa los mensajes de la Biblia. Aguilar negó las acusaciones.

Detrás de una secta religiosa y diferencias familiares, se ha destapado un escándalo por la supuesta violación de menores de edad en Mocambo Abajo, una comunidad rural que en 1997 se alzó en una lucha por sus tierras, en el distrito capital del país.

Un grupo de la comunidad decidió revelar el secreto que han mantenido protegido por más de 10 años. "Pertenecimos a una secta religiosa que practicaba el sacrificio de animales y que tenía un líder al que llamábamos y tratábamos como dios", dijo Leovigildo Jordán, quien afirmó ser la antigua mano derecha del jefe del grupo, Noriel Aguilar.

El caso fue investigado en 2003 por las autoridades y medios de comunicación, pero la comunidad de Mocambo Abajo se las ingenió para encubrir a su líder religioso y las prácticas de la secta. El templo fue transformado en un taller de costura para despistar a los investigadores de la desaparecida Policía Técnica Judicial y a los periodistas.

Pero en noviembre pasado, un grupo de personas –entre ellas menores de edad que dicen haber sido violadas– se presentó a la justicia a interponer las denuncias. El caso relatado por los propios protagonistas parece haber sido sacado de una película de Hollywood. "Confiamos todo al señor Aguilar, le entregábamos nuestro sueldo completo y llegamos hasta a perder a nuestras mujeres e hijos", dijo Jordán.

Los recursos legales interpuestos ante el Ministerio Público revelan parte de la operación de la secta religiosa. Según estos documentos, los líderes del grupo utilizaban los pasajes y mensajes de la Biblia para justificar sus actos sexuales y otros abusos humanos.

"Él me decía que nuestra parte [la vulva] es el templo de Dios y como Dios mora en él, él moraría ahí. Así fue que empezó a abusar de nosotras, señaló una de las denunciantes menor de edad. La secta religiosa también estableció una alimentación comunitaria: se cocinaba en una sola olla la comida para todos los habitantes de Mocambo Abajo. Los hombres debían entregar a los líderes religiosos todo su dinero de cada quincena y las ventas de guandú iban a parar a un fondo común para supuestas obras en la vecindad.

Cada mes se sacrificaba un cordero, como muestra de creencia en Dios, y cada semana los líderes religiosos se reunían a puerta cerrada con las mujeres del grupo que debían participar sin ropa. Es decir, "como Eva en el paraíso", describe otra de las denuncias presentadas contra Noriel Aguilar. Sin embargo, durante el día y fuera de los encuentros religiosos, las mujeres debían usar trajes largos y tapar su cabeza con pañuelos.

El informe presentado por los investigadores de la antigua Policía Técnica Judicial, hoy Dirección de Investigación Judicial (DIJ) en 2005, no pudo confirmar la existencia de la secta pero sí algunos hechos irregulares que coinciden con las denuncias presentadas hoy.

Noriel Aguilar, salió a defenderse de las acusaciones y negó estar participando de una secta religiosa. Dijo que se defenderá ante los tribunales y que nunca se autoproclamó dios en la comunidad de Mocambo: "soy un ambientalista", aseguró. Aguilar señaló que a la fecha no ha sido notificado de las denuncias de violación a menores, pero de antemano rechaza en público que haya cometido estos actos.

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ABRIL 2008 - NICARAGUA

Capturan a acusado por violación de tres niñas
Madre lo creía un buen vecino y un tío de respeto para confiarle el cuido de las niñas, pero las utilizó para hacer orgías sexuales  Hiere a un policía durante su captura y fue sometido cuando le hirieren un pie
Policía le disparó por que hirió a varios oficiales
Leoncio Vanegas
END - Murra, Nueva Segovia - 11:24 - 01/04/2008

Ramón López Chavarría, de 45 años, acusado ante el Ministerio Público por la violación sexual de tres sobrinas suyas, en edades entre 3 y 8 años, oriundas de la comarca El Boquerón, jurisdicción de Jalapa, fue capturado el viernes pasado por la Policía Nacional de la localidad.

Al momento que los efectivos policiales le ordenaron alto al acusado cuando se encontraba en la comarca El Paraisito, jurisdicción de este municipio, se abalanzó repartiendo machetazos a los oficiales e hirió a uno de ellos en el dedo pulgar e índice de la mano derecha.

A pesar de los disparos de advertencia, el tipo como endemoniado dirigió la filosa arma contra una policía, quien diestramente le dirigió un disparo con su arma de reglamento que le acertó en el empeine de uno de sus pies.

Lo buscaban desde el año pasado

Según fuentes policiales al acusado lo perseguían desde inicios de diciembre pasado, cuando le descubrieron los aberrantes actos sexuales que practicaba contra las niñas, y huyó de su comarca, cuando percibió la llegada de la camioneta de la Fundación Mujeres Oyanka (FMO), quienes se hicieron acompañar por fuerzas policiales.

Elyin Elizabeth Morales, funcionaria de FMO, reveló a EL NUEVO DIARIO que el grave caso que presuntamente protagonizó López Chavarría, se conoció por denuncia de la madre de las tres menores, de 8, 6 y 3 años. Según dictámenes forenses dos de ella sufrieron penetración y la tercera, abuso deshonesto o tocamientos.

Mujeres Oyanka, como organismo principal en la zona que vela por los derechos de la niñez y la mujer, brinda a la madre y sus niñas víctimas, atención psicológica y legal para garantizar que en un debido proceso se condene al presunto hechor, a pesar de la desconfianza que tienen de la administración de justicia para estos graves delitos, por los antecedentes, en que jurados han absuelto de culpabilidad a otros acusados, pese a las irrefutables pruebas que presentaron las víctimas, la policía y Fiscalía del Ministerio Público.

Amenazas de muerte silenció a menores

Agregó Morales que la progenitora de las víctimas se enteró del hecho, al saber que la niña de 6 años, presentaba dificultad para orinar, humedad y mal olor en sus partes. Fue esta menor que con sus palabras inocentes relató que cuando su tío la llevaba a traer verduras a un huerto, abusaba de ella.

Al dramático relato se sumó la niña de 8 años, quién reveló correr la misma suerte cada vez que las dejaba al cuido de su tío. Que una vez, que su mamá se fue a cortar café, su tío la llevó a traer una caña, y allí la amarró de pies y manos, le tapó la boca y había abusado de ella, hasta sangrar en su blúmer.

Según la sufrida madre, López Chavarría venía abusando de sus hijas desde hacia un año, y que ellas callaban el hecho porque el sujeto las amenazaba con castigarles o matarles junto a su mamá.

Según Morales, la mujer confiaba el cuido de las menores porque lo consideraba un buen vecino y además, por ser tío de ellas por la línea paterna.

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90 menores han denunciado este año el infierno del abuso sexual - ECUADOR - ABRIL 2008
Abril 06, 2008

Marjorie Ortiz, Carlos Galecio, Silvia Coello, Gabriela Jiménez y corresponsales.


Guayaquil tiene más del 25% de los casos totales de violaciones a menores. El delito alcanza repercusión nacional y se oculta en los mismos hogares, en los barrios, y con la complicidad de familiares.

Andrés Guadamud Mendoza, de 63 años, fue recluido ayer a las 12:00 en la Penitenciaría del Litoral, acusado de violar y embarazar a una niña de 12 años en Guayaquil, donde en lo que va del año se han denunciado 90 casos de menores víctimas de abuso sexual. En casi la mitad de los hechos el delito lo cometieron familiares y padrastros, según las denuncias presentadas en la Fiscalía.

Especialistas y entidades que tratan el tema advierten que las cifras muestran una parte del problema, pues la mayoría de veces el delito no se denuncia por temor a represalias, porque el responsable es quien mantiene el hogar o porque hay la complicidad de la familia.

Conocidos, amigos o vecinos comparten la responsabilidad en el abuso sexual a menores, un problema del que el Estado no tiene siquiera la dimensión matemática. No hay estadísticas nacionales del delito. Un problema social en aumento.

Padrastros, padres, tíos, abuelos, primos, cuñados y hermanos son los principales responsables de la violación a niños y adolescentes en el país. El delito se calla -y en algunos casos se permite- para no romper los lazos afectivos, por miedo a las represalias o porque el violador es quien sustenta económicamente el hogar.


El ruido en las oficinas de los agentes fiscales de Guayaquil contrasta con el susurro con el que se denuncia un abuso sexual a un menor. “Es el caso, señor fiscal...”, dicen los denunciantes al comenzar las declaraciones en los casos de violaciones a menores, un delito que ocurre a diario en el país. En esta ciudad se reporta un promedio de seis casos semanales. La mayoría de los denunciantes llega nervioso y acompañado del menor que ha sido abusado a veces por sus propios progenitores.

El caso más reciente ocurrió hace quince días en Santo Domingo de los Tsáchilas cuando se conoció que un padre, actualmente detenido, había violado a tres de sus cuatro hijas y había procreado con ellas cinco hijos. Las hermanas temían que intentara violar a la menor, de 9 años, y lo denunciaron.

Hay más casos como estos que se acumulan junto a otros abusos sexuales en las oficinas fiscales y juzgados. El delito de violación a un menor de edad en el país no ha merecido un capítulo aparte siquiera para conocer su dimensión. Actualmente no es posible saber con exactitud cuántas de las denuncias de violaciones ocurren en menores de edad. Si se quiere tener una idea hay que revisar uno por uno los casos, y las cifras que se obtienen son alarmantes.

En los despachos fiscales de Guayaquil hay, en lo que va del año, 97 denuncias, según contabilizó este Diario. El 91% (88 casos) son menores de edad. Y esto tomando en cuenta solo los abusos denunciados o “visibles”.

El especialista en Atención Integral del Innfa, Nicolás Astudillo, asegura que el tema “va mucho más allá”. “Tres de cada diez menores son violentados sexualmente, porque la situación de abuso sexual es más común de lo que se cree”.

Guayaquil registra más violaciones totales en este primer trimestre del año, 114. Cuenca reporta 41 casos, Guaranda 30, Riobamba 28, Babahoyo 6, entre otras ciudades del país.

Aunque las cantidades varían, hay coincidencias. Ocurre en el 96% de mujeres y en el 4% de hombres. En más de la mitad de los casos las víctimas tienen entre 10 y 17 años, con énfasis entre las edades de 11 a 13 años.

Se da tanto en la Sierra como en la Costa, pero con mayor incidencia en las zonas rurales debido al nivel social y cultural, dice Zoraya Bohórquez, psicóloga del Innfa. “La información no llega, los derechos no son conocidos”, explica la especialista.

Por ejemplo, en las comunidades indígenas de Colta y Guamote, en Chimborazo, el abuso sexual es una forma que tienen los padres de legalizar el casamiento arreglado entre los hijos, algo que “jurídicamente sería una violación”, dice Diego Andrade, agente fiscal de Delitos Sexuales de Chimborazo.

En las grandes urbes y ciudades, las zonas marginales son las que más casos registran. Por ejemplo, en Guayaquil se concentran en los bastiones, Trinitaria, suburbio oeste y los guasmos. En la Sierra o en la Costa, las violaciones a menores tienen como principal responsable a un miembro del hogar. Según investigaciones del Cepam (Centro Ecuatoriano para la Promoción y Acción de la Mujer) y de los datos obtenidos de las denuncias en las fiscalías, el 43% de los abusadores son padrastros y familiares.

El Fiscal de Bolívar Antonio Aucatoma atendió este año una denuncia por violación a una niña de 12 años cometida por el padre. “Una mañana el hombre le dijo a su hija: vamos a coger choclos y la llevó a unos 200 metros de su casa y la violó. El depravado había lavado el interior de la niña para que no se den cuenta”, refiere Aucatoma.

En Riobamba, un albañil y curandero fue sentenciado el mes pasado a cumplir 20 años de prisión por violar a su hija, en edad escolar. A la menor, su padre la violaba como castigo, supuestamente, “porque no daba de comer a los gallos”.

En Guayaquil, en febrero pasado la Policía rescató de la casa de su madre a una niña de 13 años que había sido violada por su padre y padrastro. En Sauces, también se denunció el abuso a una menor de 6 años por parte de su padrastro. En la Isla Trinitaria, otro padrastro violó a una pequeña de 9 años.

Estos abusos se dan con más frecuencia, según dicen especialistas, en hogares donde sus integrantes casi no han tenido acceso a la educación, porque los padres se sienten en una situación de poder frente a los hijos o porque pueden acceder fácilmente a los menores.

“El perfil socioeconómico es muy humilde, en el campo o zonas rurales”, cree Edgar Cajas, procurador de Adolescentes Infractores de Pastaza.

Y no solo los padres y padrastros incurren en este tipo de delitos. Tíos, primos y hermanos han sido denunciados por esta causa, en algunos de los casos porque han estado bajo la tutela de los menores, cuyos padres migraron o los dejaron a su cuidado de manera temporal.

Lucía, una manabita de 12 años, es un ejemplo. El esposo de su tía, encargada de su cuidado porque era huérfana, la violó desde los 7 años.

“Lo peor es que la tía nunca le creyó lo que decía y le dio la razón a su esposo, por lo que la niña tuvo que ser trasladada a una fundación para que reciba ayuda psicológica”, relata Judith Ponce, encargada de la Unidad de Salud Mental del hospital Rodríguez Zambrano de Manta, donde se atendió a la víctima.

En la ciudadela La Fragata, al sur de Guayaquil, un tío fue acusado de ultrajar a su sobrina, mientras que en el suburbio oeste de la ciudad, dos madres denunciaron que un supuesto hermano de crianza abusó de los dos hijos de ellas.

En la denuncia presentada en la Fiscalía, una de las mujeres dijo haber encontrado al supuesto familiar de crianza obligando a su hijo a que le practique el sexo oral. A otro de los menores se le detectó laceraciones en sus genitales, según los reconocimientos médicos practicados en la Policía.

“Me decía que le diera besos en la boca o si no iba a matar a mi mamá”, dice Antonio, uno de los afectados, de 11 años. La abuela, quien convive con los menores, ha visto cómo se han perjudicado sus nietos después de las agresiones sexuales.

“Nos llaman de la escuela para decirnos que el niño está muy inquieto, él no era así, ahora está deprimido y a ratos rebelde”, dice la abuela.
Ella se queja de lo incontrolables que son los pequeños y de lo difícil que es cuidarlos mientras su hija trabaja.

“Les digo que no salgan a la calle, pero no hacen caso. No puedo poner candado en las puertas, porque en cualquier incendio no encuentro las llaves y nos quemamos todos”, dice.

Los delitos de violación a menores se multiplican en los hogares por la complicidad de las madres y familiares, refieren los fiscales consultados en el país.

“En la mayoría de los casos callan. Vienen al año o a los dos años a denunciar, e incluso cuando ya están detenidos (los familiares) se arrepienten y quieren evitar la sanción a los violadores”, dice el fiscal de Bolívar, Antonio Aucatoma.

En otros casos, las madres no creen las versiones de los menores cuando les cuentan que han sido abusados por familiares. Y hay madres que no denuncian porque cuando el culpable es el padre o padrastro, temen quedarse sin la persona que les provee del sustento económico del hogar. En algunos casos, las indagaciones fiscales revelan que las madres permitían los abusos sexuales, e incluso aconsejaban a sus hijas que “se dejen hacer para que todos sean felices”.

Cuando ya se ven obligadas a presentar la denuncia, luego se retractan. De ahí que muchas no llegan a una indagación previa, segundo paso en el proceso judicial. Según datos del Cepam, apenas el 2,5% de los casos termina en una condena.

La mayoría de las causas o denuncias se abandonan por la falta de los recursos económicos para contratar a un abogado, otras se desestiman y otro porcentaje termina en sentencias absolutorias.

También el temor a las amenazas provoca el silencio. “Siempre que una situación de abuso se mantiene en silencio es porque hay una amenaza de muerte”, dice la psicóloga del Innfa Zoraya Bohórquez.

“La amenaza es una táctica que utiliza el hombre para evitar ser denunciado”, dice el ministro fiscal distrital de Santo Domingo de los Tsáchilas, Raúl Garcés. Él asegura que a veces estas amenazas surten efecto por años como ocurrió con el caso del padre que violó a sus tres hijas por más de 10 años y procreó con ellas cinco hijos.

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Mayo 2008
El guardia civil que abusó de sus hijas tendrá la patria potestad en 18
meses
C. MORCILLO. MADRID


«No pensaba contarlo nunca, pero cuando se dio cuenta de lo que estaba
sucediendo, nos dijo cómo su padrastro le metía mano y la «sobaba» cuando yo
no estaba en casa». Este es parte del testimonio en el juicio de Rosa María
N., la madre de las dos niñas de las que abusó su padrastro y padre,
respectivamente, y que acaba de ser condenado a cuatro años y medio de
prisión por estos abusos.
La titular del Juzgado de lo Penal número 3 de Móstoles, Ángeles Barona,
consideró testigo directo a la mujer ante la falta de testimonio de la niña
menor (la mayor se suicidió en 2004). José María C., agente de la Guardia
Civil que está destinado en Boadilla del Monte, ha sido declarado culpable
de abusos continuados sobre Patricia (la hija de su pareja) y condenado a
tres años de prisión, y de abuso sexual a su hija Andrea, por el que tendrá
que pasar un año y medio en la cárcel. Además, ha sido suspendido de su
cargo de agente durante el tiempo de la condena -cuando sea firme al superar
los tres años perderá la condición de militar- e inhabilitado de la patria
potestad de su hija, que recuperará al cumplir el año y medio de prisión
impuesto. José María C. tendrá que indemnizar a la familia con 36.000 euros.
La Fiscalía estudia recurrir la pena ya que durante el juicio aumentó su
petición a seis años por dos delitos continuados de abusos, ya que en el
caso de la menor la juez considera que sólo se produjeron en una ocasión, al
contar sólo con el testimonio de la madre. La sentencia detalla que los
abusos juzgados, denunciados en octubre de 2003, comenzaron mucho antes pero
la hija mayor, Patricia, sólo decidió contarlos en una reunión familiar al
«pensar que a sus hermanos les podía pasar lo mismo». «Cuéntales por qué
estoy así, cuéntales cómo me metes mano y te metes en mi cama», le espetó la
joven al padrastro.
El acusado reconoció al menos dos actos concretos de abusos, «tocamientos»,
según él, aprovechando que la entonces adolescente estaba durmiendo. La
madre de las niñas se separó y le denunciaron. Los forenses que le
examinaron concluyeron que José María C. tenía «una pedofilia limitada al
incesto». Patricia sufrió tocamientos de su padrastro, según la resolución
judicial, entre los diez y los quince años. El individuo aprovechaba cuando
la madre se marchaba a trabajar para reclamar de la niña actos libidinosos y
posteriormente cuando la niña llegó a la pubertad iba a la cama de la menor
y se los realizaba él mismo. Patricia se arrojó a las vías del metro el 8 de
febrero de 2004, dos meses después de descubrir que su hermana pequeña,
Andrea, también era víctima.
Con respecto a Andrea, la hija biológica del acusado, nacida en 1997, la
sentencia considera que el agente la sometió al «juego de la perlita y el
pene, consistente en que la menor tocaba a su padre el pene y este los
genitales a la niña». De cara a la condena, hay que tener en cuenta que sólo
se tuvo en cuenta el testimonio de la madre de la menor y «no ha sido
posible determinar la credibilidad del de la niña». Los peritos señalaron
que tanto su estado como sus palabras -tenía cinco años cuando relató un
único episodio- son «compatibles con una situación de abuso sexual
infantil».
La pequeña contó a su madre el referido juego sexual a raíz de un programa
de televisión y cuando la mujer ya había dejado a su marido al enterarse de
lo que ocurría. La juez estima que «si la menor verbalizó la existencia del
juego es porque el juego existió», pero la reacción colérica de la madre al
oír esas palabras provocó que la niña nunca más volviera a hablar del juego.
Cuando los psicólogos le preguntaban respondía con evasivas y ansiedad. La
juez creyó a la niña.
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Jorge Garaventa
jorgegaraventa@hotmail.com.ar
MSN jorgegaraventa@hotmail.com
www.jorgegaraventa.com.ar

En el 10º año del Proyecto Listas y Foros

Justicia para l@s jóvenes de Cromagnón
Denuncie la violencia doméstica contra la niñez y la mujer.
En Capital Federal TE 137:
Programa "Las Víctimas contra Las Violencias"
Pregunte en su ciudad