domingo, 16 de septiembre de 2007

CRIMENES QUE NO SON PASIONALES

Por qué algunos medios seguirán asociando la "pasión" con delitos de violencia de género y femicidios???
Es indudable que resulta tranquilizador suponer
que son impulsos incontrolabes, producidos por profundos sentimientos y emociones violentas, pero que tendrá que ver esto con la pasión?
Y de ser así, por qué no se enuncian como delitos pasionales los robos, secuestros y asaltos?
Cuánto de lo que enunciamos da contenido a los hechos?, cuánto de lo que silenciamos da contexto a los textos?
Cuándo llamaremos a las cosas por su nombre?
Sandra Barilari

Tres mujeres apuñaladas por sus maridos, y una cuarta fue baleada
Dos hechos ocurrieron en Capital, uno en Villa Lynch y otro en Tandil. Tres víctimas murieron.

Aunque le pongan el rótulo de crímenes pasionales, tres mujeres fueron asesinadas y una cuarta herida gravemente. Los hechos ocurrieron en Villa Lugano y en el Bajo Flores porteño, en San Martín y en Tandil. Y más allá de la distancia, los cuatro casos tuvieron un denominador común: el ataque a las mujeres por parte de su pareja. En dos de los casos, ambos en Capital, las víctimas fueron atacadas a cuchillazos. Una de ellas murió y la otra fue internada en gravísimo estado. En un tercero, la mujer fue asesinada de un tiro por su marido policía, que a su vez luego se suicidó. El cuarto caso ocurrió en Tandil. La mujer había presentado reiteradas denuncias ante la Justicia. El tribunal hizo caso omiso y el marido, simplemente, la mató a golpes.

El domingo por la mañana, en el barrio Bonorino, en la zona del Bajo Flores, fue hallado el cadáver de una mujer asesinada de once puñaladas. Según los investigadores, el marido asesinó a la mujer y luego fue a lo de su ex esposa a contarle lo sucedido. La mujer, enterada del crimen, concurrió a la comisaría 38ª, donde realizó la denuncia. Varios patrulleros concurrieron al lugar y descubrieron el cuerpo de la víctima. Horas más tarde y tras varios allanamientos, el hombre fue detenido en la casilla número 33 de la manzana 19, en la misma villa 11114, también conocida como Perito Moreno, ubicada entre las avenidas Perito Moreno, Fernández de la Cruz, Agustín de Vedia, Castañares y Varela, con una población de más de 11.000 personas.

En la villa 20 de Villa Lugano, otro ataque parecía calcado. Una joven de 22 años discutió con su marido, casi a las 6 de la madrugada de ayer, en la casilla 71 de la manzana 8. Los vecinos escucharon cómo fue levantando el tono de la discusión. El hombre tomó entonces un cuchillo de cocina y atacó a puntazos a la mujer. El padre de la joven salió en su defensa y también recibió cortaduras, pero más leves. La mujer resultó gravemente herida y fue trasladada junto con su padre al hospital Piñero, donde quedó internada. Uniformados de la comisaría 52ª están tras la pista del fugitivo.

En San Martín, en la calle Nuestra Señora del Rosario 769, de Villa Lynch, otra mujer fue asesinada, en esta ocasión por un policía, a la sazón su marido armado. El subteniente de la Bonaerense Adrián Marcelo Pallares discutió con su esposa, Cyntia Tamara Cousteix. Las voces subieron de tono. Luego, los vecinos escucharon los disparos. Cuando la policía ingresó alertada por los llamados, encontró los dos cadáveres y al nene de 3 años llorando sobre el cuerpo de la madre.

Según la Red de Monitoreo Ley de Violencia de la provincia de Buenos Aires, en Tandil, Delga Mabel Molina fue atacada a golpes por su marido Claudio Sáenz y falleció luego en el hospital Santamarina. La madre de la víctima recordó que ya había hecho denuncias. “Si el Tribunal de Menores hubiera hecho lo que debía, mi hija no estaría muerta.”

http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-91184-2007-09-11.html

5 comentarios:

Insitucional dijo...

FEMINICIDIOS

Del total de homicidios acaecidos entre los años 1997 y 2003, en la Provincia de Buenos Aires, 1284 corresponden a mujeres (10,45 por ciento), de los cuales 1.209 son mujeres mayores de 5 años y 75 son menores de 5 años. Es de destacar que en el 72,3 % de los casos, se trata de feminicidios cometidos en el marco de una relación de pareja y los imputados son de sexo masculino. (Silvia Chejter, ed. Femicidio en Impunidad. Buenos Aires, Cecym, 2005)

Desde el inicio de 2004 y diciembre de 2005, fueron asesinadas 22 mujeres en la Provincia de Mendoza. Todos los imputados son hombres, en su mayoría, parejas de las víctimas. El total de asesinatos, sumando hombres y mujeres, fue de 235. Es por ello que, de acuerdo con la información estadística, los asesinatos de mujeres ocupan 9,3 por ciento del total de homicidios del período analizado. Los casos que como primera impresión determinaron la calificación de “pasionales” o producto de “infidelidad” totalizaron 27% (6). Mientras que los calificados como “disputa familiar” llegaron a 13,6% (3 casos). Sumados ambos ítemes similares se logra el ya mencionado porcentaje superior a 40 de situaciones vinculadas a la convivencia en el seno familiar o en relaciones afectivas. (María Paula Vetrugno, Pasión y muerte. Mujeres asesinadas en Mendoza 2004-2005. Mendoza: Asociación Civil Espacios para el Progreso Social – Día de la Mujer 2006).

CIFRAS DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER

Según datos proporcionados por la Dirección de Atención a la Victima y Violencia Familiar de la Provincia de Córdoba, entre Agosto de 2003 y Abril de 2005 se registraron 2865 denuncias, de las cuales el 87% correspondieron a casos de violencia hacia el sexo femenino. (En: Movimiento de Mujeres Córdoba. La violencia hacia la mujer no decrece. se agrava, Córdoba, 2006).

Según la información suministrada por la Dirección Nacional de Política Criminal del Ministerio de Justicia de la Nación, en el año 2002, la tasa de delitos sexuales contra las mujeres ascendía a 33,75 casos denunciados por 100.000 habitante. El total de mujeres víctimas de ese tipo de delitos ascendía a 6447 casos, entre los cuales 2100 correspondían a violaciones.

LEYES

En diciembre de 1994, se sanciona la Ley N° 24.417 de Protección contra la Violencia Familiar. Es reglamentada en marzo de 1996 por el Poder Ejecutivo Nacional por Decreto 235/96.

En el año 1996 se incorpora al derecho interno las obligaciones asumidas internacionalmente por este país mediante la Ley Nº 24.632 la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer. En el año 1999 el Congreso Nacional sanciona la Ley 25.087, que modifica el Título III del Libro Segundo del Código Penal, el cual sustituye la rúbrica del título “Delitos contra la honestidad” por el de “Delitos contra la integridad sexual”, reconoce distintos tipos de agresiones sexuales, de acuerdo al daño provocado: abuso sexual, abuso sexual calificado y violación, modifica la definición del artículo 119º sobre violación, partiendo de un concepto más amplio, al considerar que el acceso carnal puede ser por cualquier vía, entre otras modificaciones.

Insitucional dijo...

Femicidio: Crónica de una muerte anunciada
Por Gabriela Barcaglioni | 3.10.2007

Delfa Molina había denunciado a su marido varias veces antes de su muerte.'Él terminó produciéndole un cuadro de hematoma en el hígado después de tanta golpiza. Delfa murió asesinada el 5 de septiembre con un embarazo a término. Esta nota reconstruye su periplo y da cuenta de las violentas tramas a las que van quedando atadas una y otra vez las victimas del femicidio. Con Delfa otras 7 mujeres terminaron asesinadas este mes en el país, 47 en 2007.


Tomar el título de la novela que García Márquez publicó en 1981 para tratar de sintetizar la historia de Delfa Molina, asesinada por su concubino hace algunos días en la ciudad de Tandil, puede parecer una pereza. Sin embargo, al revisar una y otra vez los hechos que conducen a su muerte, su asociación con la trama que el premio Nobel desarrolló para contar el homicidio de Santiago Nasar es inevitable. La triste diferencia es que el femicidio de Delfa Molina no es ficción, es realidad.

En la novela, el cronista busca los datos, los testimonios, trata de reconstruir los hechos para poder entender el por qué. Se pregunta por lo inevitable del hecho, por los perfiles, por los roles de quienes por acción u omisión tuvieron algo que ver con su muerte, en ese aspecto esta columna tiene puntos en común.

No eran solo golpes

Delfa Molina de 33 años compartía desde hacía más de una década la casa de Darragueira 254 con Claudio Marcelo Saénz de 46 años y con sus ocho hijos.
El 25 de agosto ingresó al hospital Ramón Santamarina de Tandil, con un cuadro de abdomen agudo y un embarazo de término.

Ese mismo día, nació por cesárea su novena hija; durante la práctica quirúrgica los médicos observaron lesiones internas, un hematoma en el hígado, producido aparentemente por golpes, según indicaron.

A esa altura, Saénz había sido detenido por una orden del juez José Alberto Moragas que lo imputó de golpear reiteradas veces a su mujer. Según la Justicia, con los golpes 'provocó lesiones gravísimas que motivaron su internación'.
Moragas comenzó las investigaciones con pedidos de declaraciones a los hijos de Delfa Molina y Claudio Sáenz, que habrían confirmado la violencia de la que era víctima su madre y eso determinó la detención del victimario.

A continuación, Delfa permanece en coma farmacológico durante 10 días y muere el 5 de septiembre de este año. Aparentemente, por declaraciones que constan en medios periodísticos tandilenses, el ataque que ocasionó la muerte se habría originado cuando ella sorprendió a su pareja 'en la cama' con una de sus hijas.
Saénz acusado de 'homicidio agravado por el vínculo' se negó a declarar. El defensor oficial en turno, Diego Araujo solicitó la excarcelación del imputado que actualmente está detenido en la Estación Comunal de Policía de Ayacucho.

La ruta crítica

Delfa había intentado salir de la situación de violencia y por eso su experiencia se ajusta perfectamente a lo que se define como la 'ruta crítica'. Un recorrido que las víctimas de violencia comienzan en el momento mismo en que deciden buscar ayuda, pero dadas las respuestas institucionales que reciben y las dificultades que encuentran para llevar adelante la decisión, el ciclo de la violencia vuelva a ponerse en marcha.

Es un efecto de lo que les pasa ante las frustraciones, obstáculos y sanciones que reciben una y otra vez de parte de aquellas personas en las que confiaron, de las que esperaron una respuesta. Sobre este punto, un estudio realizado de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en el marco del Programa Mujer, Salud y Desarrollo ofrece una descripción precisa. Es un estudio de casos en diez países que llama La Ruta Crítica de las Mujeres Afectadas por la Violencia Intrafamiliar en América Latina del año 2000. El informe da cuenta de cuándo, cómo y qué respuestas reciben las mujeres que deciden buscar ayuda cuando son víctimas de la violencia. Hay casos de Perú, Guatemala, Costa Rica y Bolivia y el informe concluye que 'en casi todos los países hay al menos una mujer que relata que después de hablar de la agresión con familiares o en la terapia de pareja, de acudir a la policía para pedir protección o de denunciar al agresor en los tribunales, sufrió mayores maltratos'.

El relevamiento señala además que 'este resultado es más frecuente cuando las mujeres no encontraron respuestas positivas de aquellos a quienes acudieron, porque el agresor se reafirma al comprobar que ella carece de respaldo y que su violencia se mantiene impune'.

Afirman que 'lamentablemente, las instituciones no toman nota del riesgo adicional que las mujeres maltratadas viven cuando acuden en busca de apoyo y no lo encuentran'.

Posibilidades de acceso a los servicios, disponibilidad, calidad, demoras en la atención, falta de capacitación, prejuicios, representaciones sociales sobre la violencia contra las mujeres, sospechas sobre la veracidad del relato, incapacidad para ver la violencia como un delito son elementos recurrentes en ese recorrido y que no le fueron ajenos a Delfa.

Las piezas que permiten armar el rompecabezas

Su madre conocía la situación de violencia y apoyaba los reclamos ante el sistema judicial, la policía y el Municipio y después de la muerte de su hija denunció la inacción de cada una de esas instancias.

Del mismo modo, su amiga Susana Ortega relató a la prensa haber sido testigo de episodios reiterados de violencia hacia Delfa por parte de su concubino y que la víctima estaba con 'pérdidas de sangre' y sin atención médica desde tres días antes de ingresar al Hospital adonde fue llevada por su agresor.

El 17 de agosto de 2007 Delfa había hecho una denuncia ante la Oficina de Violencia Familiar y Asistencia a la Víctima de la Comisaría 1º de Tandil a cargo de la Capitana María Cristina Pugliese.

En marzo de 2006 había sido asistida en cambio por la Secretaría de Desarrollo Social del Municipio de Tandil a cargo de Julio Elichiribehety. En esa ocasión, la oficina elevó un Informe de la situación al Tribunal de Menores de Tandil. La respuesta tomó la forma de un oficio donde se pedía la institucionalización de los pequeños. Delfa se negó a internarlos y el municipio le pagó un hotel para ella y sus hijos, luego les alquiló una casa, pero Saénz supo del lugar y los agredía allí también.

En ese momento, la mujer y sus hijos vuelven a la casa de Darragueira. No hubo restricción perimetral ni aplicación de ninguna medida que protegiera a las víctimas del agresor, menos aún una orden de detención que les permitiera vivir sin el hostigamiento de Saénz.

Francisca Mabel Villarruel es la madre de Delfa. Luego de su muerte aseguró que habían hecho reiteradas denuncias ante la Justicia de Menores porque el marido 'abusaba de su hijastra de 13 años'. Dijo además que 'su yerno trabajaba esporádicamente y que le exigía a Delfa que trajera dinero a la casa, obligándola a prostituirse'.
]
Francisca repite una y otra vez que 'la Justicia no hizo nada a pesar de las denuncias'. Dos años antes, ya había tenido problemas, 'si el Tribunal de Menores hubiera hecho lo que debía, mi hija no estaría muerta'.

Y es en este tramo de la historia cuando la comparación con la novela del escritor colombiano adquiere más relevancia. Las declaraciones de Susana, la amiga de Delfa van en el mismo sentido.

'Delfa hizo la denuncia el 17 de agosto porque su marido la había golpeado. La jueza que la atendió le dijo que en 48 horas se fuera de la casa, pero nosotros le aconsejamos que no se fuera ella, sino que se fuera él. Delfa nos dijo que a los chicos no los iba a dejar solos y que, de última, la iban a sacar muerta de esa casa'.

Retomar los dichos de su amiga impacta. En una nota periodística dijo que 'en un momento, no hace mucho, le ofrecí una casa, pero no alcanzó, la mató antes'.
Resulta necesario para completar la descripción recordar las declaraciones efectuadas tras la muerte de Delfa por el secretario de Desarrollo Social del municipio de Tandil.

Elichiribehety se mostró en desacuerdo con la medida del Juzgado que no separó al agresor de su familia. 'No me voy a poner a juzgar a la Justicia --dijo--, pero creo que se debió haber internado al hombre, dado que había una situación de violencia y alcoholismo muy evidente'.

Por otra parte, aseguró que la Secretaría de Desarrollo Social ha tomado intervención en unos 2.200 casos de violencia en el período 2006 - 2007 y que la capacidad de respuesta 'está prácticamente colapsada'.

La capitana María Cristina Pugliese, titular de la Oficina de Violencia Familiar y Asistencia a la Víctima de la Comisaría 1º de Tandil confirmó dos denuncias relacionadas con el caso y reafirmó que 'no se perdieron'.

Sin embargo reconoce que la falta de recursos hace 'imposible' los seguimientos. En el área 'trabaja un oficial por día, desde las 8 a las 20'. Pugliese reflexiona además sobre su tarea y señala que 'hay personas que quieren ser salvadas y otras que no; están las que quieren que se las apoye y salir de la situación que están viviendo, y otras no'.

El movimiento de mujeres en una denuncia constante

La violencia contra las mujeres es un tema de denuncia constante y de acción del movimiento de mujeres y del feminismo, que ven su existencia como una violación a los derechos humanos de las mujeres. Ese reclamo fundamental pone en alerta a los gobiernos, al sistema judicial y de salud entre otros actores fundamentales que deben diseñar y poner en práctica políticas para erradicar y sancionar la violencia contra las mujeres.

En Tandil La Biblioteca Popular de las Mujeres jugó un rol fundamental en ese sentido. Denunció y exigió una investigación sobre el caso, a través de las redes que construyeron las mujeres para hacer trascender el femicidio de Delfa más allá de los límites de Tandil. La organización forma parte de la Red de Monitoreo de Políticas Públicas para Prevenir, Erradicar y Sancionar la Violencia contra las Mujeres de la Provincia de Buenos Aires que presentó el caso ante la mesa interministerial que en el ámbito bonaerense se ha conformado como consecuencia de lo que exige la ley sobre violencia familiar.

La Biblioteca alertó en ese ámbito sobre 'los programas que faltan', 'la lentitud y la injusticia del Poder Judicial', 'la falta de sensibilidad' y reclamó no solo al municipio sino a toda la comunidad de Tandil hacerse cargo puntualmente de la situación que deja al descubierto el femicidio de Delfa y de las muchas otras Delfa que viven allí. La convocatoria se plasmó en una marcha donde predominaron las cintas de color violeta y negro.

Como ellas explicaron el negro es el luto por las mujeres que mueren por violencia, y el violeta representa la posibilidad de que las cosas puedan cambiar.

En este caso, el femicidio de Delfa parece mostrar los límites de la ley contra la violencia intra familiar porque por sí misma no garantiza la existencia de una misma calidad de atención y la adecuación de los instrumentos que existen a las necesidades de las mujeres.

La Organización de Estados Americanos aprobó en 1994 la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres conocida como Convención de Belém do Pará y ratificada por nuestro país el 5 de julio de 1996. La convención ahora es la ley nacional 24.632 que establece que los Estados deben ?'actuar con la debida diligencia para prevenir, investigar y sancionar la violencia contra la mujer'; 'establecer procedimientos legales, justos y eficaces para la mujer que haya sido sometida a violencia, que incluyan, entre otros, medidas de protección, un juicio oportuno y el acceso efectivo a tales procedimientos'.

La ley existe pero no alcanza. Se necesita una revisión permanente de los recursos que hay, de los procedimientos, de la forma en que operan e inciden en la vida concreta y cotidiana de quienes deben usarlos, en este caso las mujeres.

Artemisa Noticias
http://www.artemisanoticias.com.ar/site/notas.asp?id=29&idnota=4959

Insitucional dijo...

CUANDO LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER TERMINA EN MUERTE
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> EL FEMICIDIO DE RITA SORUCO
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> El 18 de septiembre de 2007, a las 4 de la madrugada, en su domicilio
>
> de Villa San Martín (San Salvador de Jujuy), era asesinada Rita
>
> Soruco (22 años) por su concubino, Oscar Adolfo Jerez.
>
> Dos puñaladas y cinco heridas de bala asestó él al cuerpo de ella,
>
> como una violencia más y mortal después de tantas otras violencias de
>
> las que fue víctima ella por parte de Jerez, incluso estando
>
> embarazada de uno de sus dos hijos pequeños.
>
> Adolfo Jerez, como se acredita en el expediente que tramita ante el
>
> juzgado de Instrucción en lo Penal a cargo del juez Aróstegui, no solo
>
> ejercía constantemente violencia sobre ella, sino que previo a matarla
>
> la amenazó de muerte para evitar que se vaya a trabajar a Maimará, ya
>
> que ninguno de los dos tenía empleo. Rita había decidido irse a
>
> Maimará a pesar de su oposición, resolvió volver a la cooperativa de
>
> su comunidad de originarios porque ya no aguantaba la situación y se
>
> había acrecentado su miedo, y cuando estaba decidida a decírselo a él,
>
> esa misma noche (como contó la hermana de él en el expediente) él la
>
> mató. La finalidad no conseguida mediante las amenazas (que ella no se
>
> vaya a Maimará) motivó el homicidio; este es el argumento central de
>
> la querella para lograr la prisión perpetua de Jerez, ya que tales
>
> circunstancias agravan el homicidio. Hoy la imputación a Jerez es solo
>
> homicidio simple, para la que se establece una pena que puede ir de
>
> los 8 a los 25 años.
>
> Increíblemente, varios medios de prensa expresaron al relatar la
>
> noticia del crimen, que se trataba de un "drama pasional".- Pero nada
>
> tiene de pasional este homicidio. La muerte de Rita Soruco es un
>
> trágico ejemplo de cómo la opresión y la violencia contra la mujer a
>
> veces termina en muerte. Y los rumores (mentirosos) que después se
>
> desparramaron por el barrio y Maimará, respecto de una supuesta
>
> infidelidad de ella, fue el típico intento de justificar el crimen y
>
> la violencia que se ejerce contra la mujer en nuestra sociedad,
>
> siempre naturalizada. Incluso se trata de un intento "justificador"
>
> absurdo, que el mismo asesino hizo propagar, cuando lo único que
>
> explica el crimen es el hecho de que él consideraba a Rita como un
>
> objeto del cual podía disponer a su antojo. Se creía con derecho a
>
> disponer de su libertad y de su vida. Y dispuso de ella matándola,
>
> cuando ella quiso huir de tanta opresión.-
>
> Por ello, hoy las mujeres en cada rincón de Jujuy se organizan para
>
> enfrentar la violencia hacia ellas, en defensa de la vida de las
>
> mujeres, y de la vida libre de violencias, para que nunca más se
>
> repita la tragedia de Rita Soruco en nuestra provincia, y para que
>
> haya políticas de Estado que prevengan la violencia y la muerte.
>
> Porque la muerte de Rita, como tantas otras tragedias vividas en
>
> nuestra provincia, como la de Romina Tejerina, son tragedias
>
> evitables.
>
>
>
> MULTISECTORIAL DE LA MUJER DE JUJUY
>
> mujeresdejujuy@gmail.com

Insitucional dijo...

“El relato del crimen pasional monta una escena pornográfica”
La filósofa e investigadora Diana Maffía analiza lo que encubre la figura del “crimen pasional” en términos de relaciones de género y cómo el voyeurismo generalizado sobre estos hechos cristaliza una advertencia para otras víctimas de violencia.

Subnotas

Desnudar los estereotipos de género

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Por Marta Dillon
–Aun cuando describe hechos crueles, la palabra “pasional” también está asociada íntimamente al amor.

–La palabra pasión tiene que ver con pasividad y eso significa que son cosas que nos poseen, no que poseemos. Por lo tanto, el crimen pasional es algo que ocurre en un estado emocional que es violento, pero del que no se es responsable. Por eso cuando se habla de crimen pasional es como anteponer una excusa para la persona, que en ese estado pasional, no sería responsable de sus actos, como una locura pasajera, una locura de amor. Ahora, esa locura de amor va siempre en un mismo sentido y eso es lo que tendría que hacernos sospechar, porque la locura no es previsible, va para cualquier lado, pero las locuras de amor van siempre en sentido de la posesión absoluta, que en general o en la inmensa mayoría de los casos, va de un varón hacia una mujer. Y es así porque hay toda una cultura de vincular el amor con la posesión. Dejar ir lo que se ama, o dejar libre lo que se ama es algo extremadamente sofisticado, ya sea de una madre para con su hijo, un maestro con su discípulo o un miembro de la pareja por el otro. Dejar libre lo que se ama parece casi contradictorio, en realidad, la tentación es poseerlo, poseer completamente.

–Esta es una idea sumamente naturalizada.

–Claro, porque cuando se trata de imponer una idea, sobre todo una idea de dominio, se lo puede hacer por medio de la persuasión, podés convencer a la otra persona que es mejor para ella ser dominada, poseída. El modo de la protección aparece como la tutela, la distinción entre protección y tutela nos cuesta mucho, uno debe proteger aquello que es vulnerable, pero no apropiarse de su autonomía. Y a veces, los modos de la protección tienen como precio la pérdida de autonomía, la pérdida de libertad, ya sea el gobierno protegiendo a los pobres, los adultos a los niños o adolescentes o los varones protegiendo a las mujeres. Lo que se hace es apropiarse de su libertad y de su autonomía y bajo la forma de la protección ejercer un dominio o una tutela.

–Usted describe un trasfondo social para hechos que suelen ser calificados como individuales y que, en muchos casos, cuando llegan a los juzgados cuentan con atenuantes como la emoción violenta.

–¿Qué cosa es la emoción violenta? Es algo absolutamente manipulado por la Justicia. Basta ver lo que pasó con Romina Tejerina, que no logró que se le aplicara esa figura, ni siquiera que se considerara el estado puerperal como un momento de alteración psíquica. Porque hay una manipulación y una arbitrariedad respecto de lo que una jueza o un juez puede decidir en cada caso. En Santiago del Estero hubo un hecho que, en su momento, fue bastante criticado porque un hombre mató a su mujer y el juez consideró la emoción violenta fundada en que la mujer hacía tres meses que no quería hacerle la comida ni plancharle la ropa, y esto se había convertido en una enorme violencia sobre él. Mientras sucedía el juicio a Romina Tejerina hubo otros fallos que describí en su momento en los que los varones reciben mucha menor pena por matar a sus esposas que el que recibió ella por matar a su bebé. Porque en ellos se considera emoción violenta que lo hayan abandonado o tener que hacer tareas domésticas.

–Se ponen en juego los estereotipos de género como si desafiarlos fuera otro modo de la violencia.

–Claro, se tiene en cuenta fundamentalmente qué es lo que se está violentando en cada caso. En el caso de matar o herir se está violentando la integridad física del otro, ¿pero qué es lo que violenta tanto a un hombre que lo hace responder con esa reacción física? Lo que violenta es la pérdida de un rol, de un papel. Este tipo de violencia, que es una violencia simbólica si uno quiere, porque la expectativa de ese varón es poseer completamente a su mujer, que ella le obedezca, que cumpla ciertos roles en la casa... porque es lo que la sociedad le prometió, lo que su mamá le prometió cuando lo educaba y le dijo que se casara con esa buena chica. Pero hay cambios y las mujeres ya no admiten pasivamente cumplir los mandatos y esto es una violencia con respecto a las expectativas. Y a esa violencia se responde con disciplinamiento. Se puede con persuasión, hablándonos de las maravillas de la maternidad, de la inmensa espiritualidad que hay en ello y que tenemos la más magnífica tarea de la humanidad. Lo que no entendemos cómo nadie nos disputa tan maravillosa tarea y nadie quiere tener la trascendencia del alimento al mediodía y a la noche todos los días. Se valora, pero a la vez no se disputa, entonces sospechamos.

–¿Podría decirse que estos hechos, de alguna manera, hacen eclosión por el abismo que se abre entre los cambios sociales y la subjetividad de las personas?

–Creo que no se puede evaluar la cantidad alarmante de crímenes violentos que existen sin pensar en las múltiples violencias que se reciben con respecto a las expectativas que son diversas e impersonales. La violencia de la desocupación, del hambre, de imposibilidad de movilidad social. Sobre todo de la pérdida de un rol social que también le prometieron al hombre que iba a cumplir, que era el de proveedor, y del que se ve expulsado no por voluntad propia, porque esté viviendo cambios interiores y quiere ensayar la paridad con su pareja sino por factores externos. Es expulsado de proveer el sustento, que es basal de su icono de masculinidad. Cuando fueron los cacerolazos de 2001 y 2002, yo le pregunté a una persona que atendía un servicio de asistencia sobre violencia doméstica si había existido algún tipo de cambio en las llamadas. Y me dijo que había sido un comentario los pocos pedidos de ayuda que habían recibido, es decir que en el momento de expresar, de poner en acto la impotencia colectivamente había mermado la violencia doméstica. Esto merece ser pensado que, a veces, la respuesta violenta contra un sujeto débil proviene de la relación con el sujeto y a veces no, proviene de una relación de frustración en la que sobre todo el varón se siente humillado y recupera su relación de poder en el lugar donde puede recuperarla, es decir con los sujetos más vulnerables de la familia.

–Cuando se conoció el crimen de Congreso también aparecieron, al menos, siete hechos más de características similares que los medios suelen relatar como si satisfacieran un deseo voyeurista.

–Seguro, a mí me fascinan los hechos policiales, creo que es algo generalizado. Pero en España, por ejemplo, se abrió el año pasado un debate sobre este tipo de relatos pormenorizados sobre hechos violentos que eran tan dramáticos que las personas que sufrían violencia de menor tenor que esos que hablaban de un hachazo en la nuca, aunque fuera una piña en el ojo, no llegaban a evaluar correctamente su situación. Como si dijeran “si a ésa le hicieron saltar la masa encefálica, bueno, lo mío es cariñito”; por otra parte, la que se queja por la violencia tiene la amenaza de lo que le puede pasar si sigue insubordinándose. Entonces, también el manejo de los medios debería ser muy prudente. Pero lo cierto es que no hay mucho debate social al respecto. Efectivamente hay delectación en ciertas palabras que tratan de construir una escena entomológica o pornográfica directamente, por esa fragmentación que tiene la pornografía que convierte los genitales en pistones y bujes. Estos relatos tienen esa fragmentación de la pornografía, se pone bajo una lupa sumamente ampliada, desconectado del entorno, el final de una historia que se relata como de amor. Y esto sirve como advertencia, como modelo de lo que puede llegar a ocurrir.

–¿Qué es exactamente lo que encubre este tipo de relatos?

–Hablar de crimen pasional es hablar de algo extremadamente individual, y pensarlo como una locura de amor es pensarlo como algo desviado, que no corresponde a la norma y precisamente se pierde lo social y lo normativo que hay detrás de esta apropiación y puesta violenta de las mujeres en el lugar donde tradicionalmente se espera que estén: en el lugar de la obediencia y de ser poseídas.

–Pero, a pesar de que casi todos los medios caen en la trampa de este relato, los más populares hasta parecen condimentarlos.

–Los medios populares sólo se reprimen menos. Pero creo, además, que funciona como una especie de consuelo a las situaciones personales. En un segmento popular donde se comparten tanto las condiciones que dan lugar a esos dramas, si se expresaran estas condiciones no sé si sería soportable.

–De todos modos la retórica del amor romántico, con la figura de la posesión y la promesa de amar hasta la muerte es transversal.

–El uso de metáforas, del lenguaje en general, nos da esquemas conceptuales y uno de los ejemplos es el del amor como guerra. Se dice “la conquisté, la subyugué”, se habla de vencer la resistencia... Hay algo en el modo que concebimos la relación amorosa cuando hablamos de ella, en esta retórica en la que se sostienen los medios para describir estas cosas que tiene que ver con posesión, lucha, conquista, por lo tanto con vencedores y vencidos, con el asalto a una plaza, que influye en el modo en que lo vivimos.

–Y en los boleros que cantamos.

–O los tangos, “primero hay que saber sufrir...” El amor romántico es un amor sufriente, un amor despreocupado qué clase de amor es.

–¿Por qué cree que el discurso feminista, que ha penetrado en cierto ánimo de corrección política en lo público, no ha podido penetrar en estas cuestiones?

–La verdad es que preocupadas por el acceso a los lugares públicos, preocupadas por deshacernos de los mandatos patriarcales, hay ciertas cosas de las que no nos hemos ocupado las feministas, sobre todo las que tienen que ver más con la subjetividad. A la que mejor oí hablar de esto es a Eva Giberti cuando habla del goce que hay en el ejercicio del poder y de violencia, no es sólo hacer víctima sino que hay goce en esto. Se explora el lugar de la víctima y no el goce del victimario. Es que es escabroso ver los resortes humanos que llevan a sostener ese tipo de vínculos.

–Y a la vez, esta retórica del crimen pasional deja a la pasión como una valoración negativa.

–Hay algo muy antiguo en la concepción de la naturaleza humana que considera a las pasiones separadas de la racionalidad, que obstruyen la racionalidad. Por eso, entre otras cosas, las mujeres hemos estado alejadas de lugares donde se supone que debería haber equilibrio porque se consideraba que teníamos tanta emotividad, tantas pasiones que la subjetividad era inmanejable. Un científico para ser objetivo tiene que dejar de lado su subjetividad, igual que los jueces por ejemplo, que no tienen que tener empatía, esta concepción de la emocionalidad es algo que ha ido cambiando, se ve ahora que la percepción del mundo necesita de las emociones para poder ubicarnos. O sea una persona que no tiene emociones cuando debe tenerlas no actúa racionalmente, si no tiene miedo cuando hay peligro, si no se conmueve, no está actuando adecuadamente con las circunstancias, por lo tanto hay algo que falla en su racionalidad. Nuestra manera de transcurrir en el mundo más equilibrada requiere de razones y pasiones.

–¿Usted cree que este tipo de hechos podrían ser prevenidos en función de ese equilibrio?

–Para eso debería haber una investigación mucho más amplia de la que hay con respecto a los múltiples modos de la violencia, porque percibimos la violencia cuando es física. Pero no percibimos todos los síntomas previos y los anuncios con respecto al riesgo de una situación de violencia de esta índole. Si pudiéramos leer esos síntomas como sabemos leer los que nos conducen a una enfermedad que puede ser grave, pero tomada a tiempo se neutraliza, hay algo que anuncia la violencia de muchas maneras. No es que alguien amoroso un día se da vuelta y te pega un tiro. Hay síntomas, anuncios de esta manera posesiva; este “la maté porque era mía”, la mera posibilidad de que deje de ser tu posesión, hace que la alternativa sea la destrucción, o tuya o de nadie.

–¿Por qué cree que este modo de relación se hace especialmente visible en el caso de integrantes de las fuerzas armadas o las de seguridad?

–Tienen las herramientas, si fueran albañiles y tuvieran un martillo sería lo mismo. Es cierto también que cualquiera que diga pistola sabe que hay una relación entre las armas y la extensión de la masculinidad, hay que ser muy necio para no verlo. Las armas son muchas veces, la prolongación del cuerpo y la voluntad, como el auto, o como las herramientas.

–Y también cierta protección de la cofradía.

–Eso es importantísimo. Jorge Corsi tiene un libro que se llama Violencias sociales, una compilación con Graciela Peyrou, en él habla de las condiciones que posibilitan la violencia. Y una de ellas es el ocultamiento corporativo, la impunidad. Ocurre un hecho de violencia en la escuela y queda en la escuela, ocurre en la familia y nadie habla de eso, dentro de las fuerzas de seguridad todos lo tapan. Ese modo corporativo de proteger y por lo tanto generar impunidad, es una de las condiciones que hace que siga existiendo violencia, porque impide verla, tomar precauciones y sancionarla. Cuando no es sancionada, la violencia emite un mensaje para la víctima que es no podés hacer nada, y un mensaje para el victimario que es podés seguir haciéndolo. En términos de género, este mensaje en la sociedad existe: el mensaje que debilita a la víctima, esto que se llama el síndrome de la indefensión aprendida, la víctima aprende que no tiene manera de defenderse.

Insitucional dijo...

EN TOLOSA - Bs.As. junio 2008


Un policía federal baleó a su esposa y se suicidó
El drama pasional se produjo en los primeros minutos de hoy en el interior de una casa situada en la calle 118, entre 525 y 526, según informaron fuentes de la Policía provincial.
Un efectivo de la Policía Federal se suicidó esta madrugada de un disparo tras balear a su
esposa, en medio de un violento episodio registrado en una vivienda de la localidad bonaerense de Tolosa, en el partido de La Plata.

El sangriento hecho fue protagonizado por un policía federal que tenía 44 años y se desempeñaba en la comisaría 22 de la Capital Federal, quien en primera instancia baleó en el cuello a su esposa, de 43 años, y luego se quitó la vida.

En los dos casos, el policía disparó con su arma reglamentaria, una pistola calibre 9 milímetros.